Sé que cuesta muchísimo dominar nuestras emociones cuando estamos pasando por un momento difícil: entonces entiendo que me cuesta más creer y esperar en Dios.
!Grave, gravísimo error!!
Hoy más que nunca tengo que entregarle a Él todas mis cargas, todos mis temores, todos mis problemas y descansar así en sus benditos brazos.
Hoy debo alzar mis ojos hacia el cielo y creer que Él está a mi lado y me está cuidando.
No existe un mejor lugar para reposar nuestro corazón que en los brazos amados de nuestro Precioso Jesús.
!Qué Dios te bendiga!
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