jueves, 28 de enero de 2016

JUEVES... FLORECER EN MEDIO DE TANTA TIERRA SECA.



Hola ...¡Dios te bendiga!
Mirando esta imagen, pensaba si se puede florecer en medio de tanta sequedad.
Entonces hablando con el Espíritu Santo, me di cuenta que sí.
Cada una de nosotras vivimos a lo largo de nuestra vida, diferentes situaciones en las cuales nos hemos sentido estar secas, estando sumergidas en un terreno tan árido y hostil que pensábamos que jamás íbamos a salir de ahí.
Pero qué bueno es tener de nuestro lado a Jesús, quien nos fortalece y por medio de su Santo Espíritu nos da poder para vencer.
En lo personal aprendí a ponerme de pie por dentro a pesar de ........
Aprendí que aunque todo a mi alrededor no florezca, igual me tenía que levantar en fe y tomarme fuerte de las promesas de Dios; y por ende empecé a experimentar que me levantaba y resplandecía por medio de Jesús.


Vamos a ver qué nos enseña la Biblia:


Habacuc 3:17 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales;
18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
19
Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.



Tuve que aprender a contentarme en Dios, aunque todo a mi alrededor me decía que estaba perdido, que todo se terminaba, que no había salida para mí. Un pensamiento  que sin lugar a dudas satanás utiliza para susurrarnos al oído y robarnos la fe y la esperanza.
Y empecé allí en la intimidad de mi cuarto, a solas con el Espíritu Santo, a edificar una relación estrecha y apasionada; una relación que me llevó a desenfocarme de mi condición, para así comenzar a alabar a Dios por lo que Él es y no por lo que me da.
Y sin darme cuenta, cuando comencé a entregarle a Dios mi tierra seca, Él cumplió en mí, el vs. 19 y comencé a sentir su fortaleza dentro mío, me comenzó a llevar a las alturas, donde se mueve lo sobrenatural. Y cuando me di cuenta, aunque momentáneamente estaba rodeada de tierra seca, me comencé a levantar erguida, destilando el aroma de la restauración, de la sanidad, de nuevos comienzos en Cristo Jesús.


Y luego después de ese proceso, esta palabra comenzó a invadir mi ser:


Isaías 60:1 ¡Levántate y resplandece, qué tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! (NVI)


Seguramente te estarás preguntando:
__Pero Tere,...... ¿Uno se puede levantar, brillar y florecer?


Claro que sí mi amada, cuando entendés que no es con tus fuerzas, sino con las de Dios obrando a favor de tu vida. (Filipenses 4:13)
Cuando comprendés que necesitás de su ayuda e intervención divina para que te saque del hoyo y te rescate. (Salmo 103:4)
Cuando dejás tu orgullo de lado y querer tener el control y te sumergís en los brazos amorosos de Jesús. Cuando comenzás a tener intimidad con El Espíritu Santo, buscando su presencia y su guía cada día. Cuando comenzás a caminar en la cruz vacía, porque Cristo ha resucitado y en Él está nuestra victoria.


Te dejo este texto bíblico de regalo, para que lo medites y atesores en tu corazón.


San Juan 7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba.
38 El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.



En este texto está la clave, ir a los piés de Jesús, reconocer su deidad y que le necesitamos. Entregarle nuestro problema, dificultad, condición, etc. Levantar nuestros brazos al cielo, abriendo nuestro corazón a Él y creer que Él tiene poder para darnos vida en medio de donde no lo hay. Porque solo Él puede darnos esa agua que sacia nuestra sed interior.
¡Ríos de agua viva, eso sí qué está bueno!! Porque el río de Dios siempre fluye, El Espíritu Santo nos lleva a esa corriente en dónde al sumergirnos comenzamos a recibir vida.


No sé cual es tu situación, pero este es el día, para que vayas a los brazos de Dios, reconozcas que sólo Jesús puede darte vida y en abundancia (San Juan 10:10). ´Te animo y te aliento a buscar de  la presencia del Espíritu Santo a sumergirte en Él y vas a ver cómo la pasión, el primer amor en Cristo Jesús, vuelve a levantar tu vida.


Te invito a hacer esta oración:


Amado Dios, en el nombre de Jesús, te entrego mi vida. Te pido perdón por todos mis pecados.  Renuncio a todo lo que me llevó a vivir en medio de tanta sequedad espiritual, emocional y física. Necesito que tu presencia Espíritu Santo me llene ahora, que riegues mi vida con tu unción, que tus renuevos me inunden. Necesito levantarme en fe, en nuevos comienzos por medio de Cristo Jesús. Te amo, te necesito, me rindo ante Tí y te doy las gracias por lo que estás haciendo y vas a hacer. Amén.


Con cariño: Tere.

¡Qué Dios te bendiga!




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