Allí estaba Celeste, mirando por su ventana y aunque se veía joven, ella se sentía cada día envejecer. Su rutina la ahogaba, su soledad la invadía, sentía que nadie la amaba, que no había esperanza para su ser.
Celeste fue una fiel servidora de Cristo, en su niñez y su adolescencia, lo dedicaba en buscar de Dios. Su sonrisa tan alegre cautivaba el corazón de aquellas personas que se la encontraban en el camino.
Pero fue creciendo y su vida fue marcada por malas decisiones y aquella jovencita tan alegre y feliz, se transformó en solitaria, sintiendo su corazón pintado de gris.
Comenzó a sufrir de pánico, el encierro diario invadió su ser. Su corazón se aceleraba por las noches y las lágrimas constantes la sorprendían en cada nuevo amanecer.
¿Habrá esperanza para nuestra amiga? ¿Será qué Jesús se olvidó de ella?
¡Claro qué no!! ¿Y saben qué? Celeste se paró en la ventana, mirando hacia el cielo y con un corazón quebrantado, estas palabras exclamó:
__¡Señor perdón, perdón por mi lejanía para contigo, perdón por dejar de amarte, por perder mi primer amor en Tí mi amado Jesús! Te necesito, hoy decido en Cristo abrir esta ventana, dejar que entre el sol a mi vida, dejar que se renueve el aire de mi habitación y me comprometo a seguirte, así como soy, con mis cargas y mis temores, pero sabiendo que en tus manos, estoy segura, estoy escondida en tu amor.
Colosenses 3:3 ..... y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando reconocemos nuestros errores, nuestros pecados y vamos a Dios con un corazón humilde, Dios nos oye y nos socorre. Celeste tomó la decisión correcta; y a pesar de su situación, se puso de pie por dentro y clamó a su Dios.
Decidió no rendirse ante la adversidad, ante sus errores pasados, ante las voces que le decían que no iba a salir adelante, etc.
Por el contrario, ella recordó lo que en su niñez y adolescencia había aprendido, de este maravilloso Jesús, su único amigo fiel. Y el Espíritu Santo le dio fortaleza, le dio poder para vencer.
Hoy nuestra amiga Celeste volvió a sonreír, volvió a leer la Biblia, a buscar cada día de Dios. Hoy ella se dedica a enseñar a los niños. Les cuenta con pasión que hay un Papá Dios amoroso que nunca nos deja y que siempre deja las noventa y nueve ovejas para buscar a la que se perdió. (Lucas 15:1-7)
Y vos... ¿En qué situación estás? ¿Tal vez te encuentre cómo estaba Celeste encerrada y deprimida, con tu autoestima baja, llena de resentimiento, con temor a volver a empezar? ¿Quizás pienses qué a Dios no le interesa tu situación y qué no te va a ayudar?
Salmos 103:3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
5 El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Oremos:
Dios en el nombre de Jesús te pido perdón por mis pecados, me entrego a Jesús ahora, lo reconozco como mi Salvador y el Señor de mi vida. Amado Dios te pido perdón por alejarme de Tí. Espíritu Santo te necesito, lléname de tu presencia, en el nombre de Jesús, amén.
Con cariño: Tere.
¡Bendiciones!