Despertarme a tu lado mi dulce amor, es mi deseo y anhelo.
Saberte que te tengo cerca y que tu fragancia inunda mi ser.
Despertarme a tu lado mi dulce amor, me estremece el alma.
Me late fuerte el corazón y me llena de emoción.
Porque tenerte a Tí, mi amado Jesús...
Es lo mejor que me ha pasado.
Tener tu salvación, tu sanidad y tu restauración.
Porque nunca me dejas ni me desamparas.
Porque en tu nombre tengo el poder para vencer.
Despertarme a tu lado mi dulce amor, da paz a mi vida.
Y sé que nada ni nadie, vendrá contra mí.
Porque tu vara y tu cayado me infunden aliento.
Y tu Espíritu Santo me llena más y más de Tí.
Cuantas veces por las noches, debido al cansancio diario, nos acostamos e imaginamos y sentimos, ser abrazados por el poder y el amor de Dios.
Sentimos su presencia invadiendo nuestra vida, que nos da paz y nos lleva a relajarnos en sus brazos de amor.
Pero sin darnos cuenta, al abrir nuestros ojos para comenzar nuestro día, muchas veces nos olvidamos que Él está allí. Él desea que le amemos, que le consagremos nuestra vida, que oremos, que leamos su Palabra y lo invitemos a vivir un nuevo día, tomados de su mano, la cual nos sostiene y nos levanta.
¡Qué a partir de este día, podamos despertarnos cada mañana, cada nuevo día, en los brazos amorosos de Dios!
Lamentaciones 3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!