Pensar en Jesús me enamora el alma, me llena de vida y cautiva de amor mi corazón.
Amarlo y adorarlo, besarlo y desearlo, cantarle y exaltarle, por lo que hizo por mí.
Su vida en mi vida, su amor en mi corazón, su sacrificio en la cruz, es lo que trajo libertad a mi corazón.
Jamás voy a olvidar el día que llegó a mi vida, cuando fui liberada, cuando rompió las cadenas que me ataban y atormentaba el corazón.
Solamente al decir en el nombre de Jesús salí fuera, todos los demonios tenían que obedecer.
¡Jesús venció a la muerte, venció a satanás y por su sacrificio en la cruz tenemos salvación y vida eterna!
¡Él resucitó, Él está vivo!
Sé el poder que hay en el nombre de Jesús, lo sé porque lo viví en mi vida, el día que me salió al encuentro, me amó, me liberó y me restauró.
Tenía tan solo 19 años de edad y desde ese bendito día, mi vida es por y para Jesús.
Él es mi dueño, mi Señor, mi Salvador, mi amigo, mi consejero y el gran amor de mi vida.
Te invito a recibir a Jesús en tu corazón:
Dios en el nombre de Jesús te pido perdón por todos mis pecados. Me arrepiento de cada uno de ellos.
Recibo a Jesús como mi Señor y Salvador, anota mi nombre en el libro de la vida.
Amén.
Juan 3:16 "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
¡Bendiciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario