Hola... ¡Qué Dios bendiga tu vida y tu hogar en este día!
Hace unos días atrás, cuando estaba orando y leyendo la Biblia, sentí en mi corazón leer el Salmo 13.
Salmo 13:1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
13:2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
13:3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
13:4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
13:5 Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
13:6 Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien
Después de leerlo, me puse a pensar en aquellas dificultades que se presentan en nuestra vida, que nos agotan, nos infunden temor y hasta muchas veces llegan a enfermar nuestro ser.
El rey David se encontraba agotado, desbastado, sentía como que Dios se había olvidado de él y como si sus enemigos por consiguiente se hacían más gigantes y más temerosos ante su presencia.
Pero David recurrió con un corazón humilde ante Dios, le expuso lo que estaba sintiendo en su interior y le pidió que le respondiera, que despertara su vida toda, que sus oídos espirituales y su vista espiritual no se durmiera y así recibir vida, en lugar de muerte.
Luego que abre su alma ante Dios, que le expone su temor, que le pide ayuda, comienza a poner su fe en Él.
David sabe que la misericordia de Dios es inmensa y que su confianza está puesta solamente en Él.
Y aunque gigantes acampen a su alrededor, la vara y el cayado de Dios le infunden aliento (Salmo 23).
David termina el Salmo en el versículo 6 declarando que cantará a Jehová, el Dios poderoso y creador del universo.
David sabe que Dios escuchó su clamor y va a obrar a su favor.
Este Salmo 13, ha bendecido mi vida, me pude dar cuenta que hay situaciones que no entendemos y que necesitamos un fin pronto. Pero solamente Dios tiene nuestra solución, nuestro pronto socorro y nuestra victoria.
Es en el nombre de Jesús que los montes son echados a la mar, (San Marcos 11:23-24), hay poder en el nombre de Jesús.
Tenemos al poderoso y maravilloso Espíritu Santo obrando en nuestras vidas, Él intercede por nosotros con gemidos indecibles. (Romanos 8:26)
Pero nosotros debemos movernos en fe, creyendo que hay un Dios experto en resolver nuestros imposibles. (Hebreos 11:1 y San Mateo 19:26)
Jamás le diría a Dios ...¿Hasta cuándo Señor esta situación?... con una actitud de enojo, de soberbia, de reproche, etc. Jamás!!!
Por el contrario, cuando vivo situaciones difíciles, lo primero que hago es evaluar a la luz de la Palabra mi corazón, no quiero que nada me separe de su presencia.
Mi corazón debe ser humilde ante su majestad. Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. (Santiago 4:6)
No sé cual sea el problema que estás pasando hoy, pero de algo estoy segura, que si nos acercamos a Dios con una actitud de humildad, de reconocerlo como nuestro único Dios, Señor de nuestra vida y le pedimos con fe, no dudando, sabiendo que es un Padre amoroso, que desea bendecirnos, pero que nos demanda vivir en obediencia y santidad; sé que este maravilloso Dios en el nombre de Jesús, moverá su mano a nuestro favor.
1 de Pedro 5:6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios,
para que Él os exalte cuando fuere tiempo;
5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre Él,
porque Él tiene cuidado de vosotros.
Este texto de 1 de Pedro es uno de mis favoritos, porque me recuerda y me enseña que debo cada día tener un corazón humilde y postrarme ante su presencia, sabiendo que su poderosa mano me cubre, aceptando que a su tiempo Él lo hará y en especial poder rendirle ante Jesús todas mis preocupaciones, mis ansiedades, mis dudas, mis temores, etc. sabiendo que tengo un Dios vivo y verdadero que tiene cuidado de mí y de mi hogar.
Con cariño: Tere.