Pero al llegar ya a Puente Saavedra, en Gral. Paz, mano todavía a Capital, un accidente hizo que el colectivo quedase parado, justo donde una mujer yacía ensangrentada en el asfalto.
Fue horrible, todos los pasajeros quedamos horrorizados. Una señora de mediana edad había sido atropellada por un colectivo. Nunca había visto tanta cantidad de sangre salir de una cabeza, en realidad creí que estaba muerta, hasta que movió apenas su mano ensangrentada. La policía que la asistía actuaba de manera rápida y certera, esperando a la ambulancia que parecía demorar siglos ante tan gravedad.
Y sin darme cuenta, me paré, extendí mi mano y comencé a orar intercediendo por esa mujer, quería bajar, pero el colectivero tenía todas las puertas cerrada. Recuerdo que una mujer me miró enojada, como si le molestara mi oración, otras personas tenían su boca tapada con su mano ya que no se animaban a emitir sonido ante tan triste hecho.
Lamentablemente el colectivero nos paró cuatro cuadras después del accidente, me apuré para llegar porque necesitaba estar ahí para orar. Pero la ambulancia escoltada por motos con policias se la habían llevado al Hospital. Me quedé triste, asustada, agobiada, por lo cual llegué a casa y le conté a mi familia lo que había visto. Hasta me costó dormir, ya que en mi cabeza pensaba y oraba por esta mujer.
Entonces vino a mi mente tantas personas que no conocen a Jesús. Vino a mi mente tantos hermanos y hermanas en Cristo que han apostatado la fe, que han menospreciado el sacrificio de Jesús y se han entregado a una vida que nada tiene que ver con vivir en santidad.
En una décima de segundos nos cambia la vida, esta mujer seguramente volvía a su hogar después de una jornada de trabajo y se encontró con un accidente el cual no sé cómo estará hoy.
Tenemos que estar preparados y no me estoy poniendo en jueza de nadie mi llenándome de sugestión por lo que ví. Sino que estoy diciendo que nadie sabemos el día y la hora que hemos de partir y necesitamos tener cada momento de nuestra vida a cuenta con Dios.
Si nunca recibiste a Jesús en tu corazón, te invito a hacerlo ahora:
Dios en el nombre de Jesús, vengo a Tí, para pedirte perdón por todos mis pecados, me arrepiento de cada uno de ellos. Tomo la decisión personal de recibir a Jesús como mi Señor y mi Salvador. Por favor anotá mi nombre en el Libro de la Vida. Espíritu Santo quiero conocerte, llename de Tí. Amén.
Si ya habías recibio a Jesús pero te apartaste de Él, te invito a orar:
Dios, vengo a Tí en el nombre de Jesús para pedirte perdón por mis pecados y por haberme alejado de tu camino. Me arrepiento ahora y te pido que restaures mi vida, que sanes mi corazón. Espíritu Santo necesito de Tí, que rompas hoy todo yugo de mi vida. Jesús declaro que he perdido mi primer amor, por eso ahora renuncio a todo lo que me apartó de Tí y me consagro para vivir en obediencia y santidad, amén.
1 de Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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