Hola... ¡Dios te bendiga!
Esta mañana mi despertador sonó temprano, como casi todas las mañanas de mi semana.
Me sentía cansada, el día afuera se encontraba nublado; por lo cual estaba todo propicio para tan sólo extender diez minutitos más, mi descanso.
Entonces, me acurruqué en mi cama, esperando que esos diez minutos fueran los más largos de mi vida, ja, ja.
Pero lo que jamás me imaginaba es que comencé a sentir la presencia del Espíritu Santo junto a mí.
Y cuan pequeña niña, parecía que la mano de mi amado Jesús acariciara mi cabeza, era como si me dijera... "Vamos remolona hay que levantarse".
No lo dudé ni por un segundo y me acurruqué aún más, no iba jamás a dejar pasar esta hermosa oportunidad de vivir una mañana entre el despertador, la cama y sus caricias.
Esa caricia de amor divino, de ternura sin igual, de un Padre Celestial que se deleita mirando y callando de amor por sus hijos.
Y allí, en mi habitación, sentí en mi corazón el amor tan grande de Dios, era como si pudiera ver en el plano espiritual sus inmensas manos de amor acariciando el corazón de cada uno de nosotros, quienes hemos sido comprados con la sangre más valiosa, preciosa, poderosa y sin igual... la sangre de nuestro Amado Jesús.
En donde te encuentres, en este día, te invito a cerrar tus ojos, te aliento a que le abras tu corazón a Dios y te permitas sentir la caricia de sus manos, el perfume de su presencia y así dejar que su unción divina inunde todo tu ser.
Dios tiene cuidado de nosotros, a Él le interesa nuestra vida y familia, dejemos en este día que nos rodee con su favor.
Salmo 33:18 Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor;
19 Él los libra de la muerte, y en épocas de hambre los mantiene con vida.
20 Esperamos confiados en el Señor; Él es nuestro socorro y nuestro escudo.
21 En Él se regocija nuestro corazón, porque confiamos en su santo nombre.
22 Que tu gran amor, Señor, nos acompañe, tal como lo esperamos de Ti. (NVI)
Salmo 5:12 Porque Tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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