Estar allí en el Obelisco, junto a mi familia biológica y mi familia de la fe, para mí fue un momento que jamás olvidaré.
Sentí que estaba representando a cada bebé por nacer, a cada criatura que grita en silencio... No me maten.
Pensaba en las niñas por nacer en aquellas que las abortan, y que si pudieran expresarse dirían: No era que ni una menos!!!!
Pienso en cada niño por nacer, en cada varoncito que últimamente escuchás a algunas personas que se expresan hacia los hombres como si fueran nuestros enemigos.
Pienso en Dios, que desde antes de la fundación del mundo ya pensó en cada uno de nosotros, se deleitó en diseñar nuestra vida, Él nos ama con amor eterno.
Pienso en mi amada ARGENTINA, un país rico en calidad humana y que hoy se encuentran muchas personas discutiendo que abortar no es un delito. Pienso en las generaciones venideras, pienso que necesitan de nosotros, de las familias de Argentina que amamos a las dos vidas y pedimos que haya prevención, empatía, que se ocupen, cada uno desde su lugar por defender la vida y caminar juntos en construír un país mejor.
Junto con mi familia, siempre vamos a decir salvemos las dos vidas.
Junto con mi familia, siempre nuestro corazón va a estar dispuesto a ayudar, escuchar y en el nombre de Jesús ayudar a sanar el corazón de cada persona que un día, cometió el doloroso acto de abortar.
Jesús te ama, solamente Él puede con su gran amor, sanar las heridas de tu alma y darte un nuevo corazón.
Jeremías 1:5 Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado;
¡Bendiciones!