domingo, 15 de marzo de 2020

Pequeña reflexión en estos tiempos que estamos viviendo.

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Entre vos y yo...
Entre el horizonte, el cielo y el mar,
veo tu grandeza al despertar.
Entre el viento, las nubes y el sol,
siento tu presencia acunando en mi corazón.
Entre vos y yo, nos une un gran amor.
Ese amor divino, de Jesús el Salvador.
Hace unos días atrás estuve en la costa, ver el mar, su imponente presencia, me llevó a reflexionar en la grandeza de nuestro Dios.
Todo fue creado por Él, para Él y para nuestro deleite.
Pienso en estos tiempos agitados que todo el mundo está viviendo, en el cual no somos ajenos, pero tampoco nos debemos olvidar de buscar nuestro socorro y descanso en Dios.
Tenemos a Jesús como nuestro Salvador, Él da paz que sobrepasa todo entendimiento, Él es quien nos guarda, nos cuida y nos protege.
Debemos pedirle a Dios que nos de un equilibrio en cada área, para así no entrar en desesperación. Nuestra confianza viene de Él y a Él debemos recurrir en oración.
Nosotros debemos ser responsables en nuestra manera de vivir, llevando adelante cada medida de prevención. Y además, debemos acompañar esa responsabilidad en no dejar de poner siempre nuestros ojos en Jesús. (Hebreos 12:2)
Pidamos a Dios sabiduría en el nombre de Jesús para llevar adelante estos tiempos difíciles, busquemos ser llenos de la presencia del Espíritu Santo quien nos guiará.
El Espíritu Santo es el que intercede por nosotros con gemidos indecibles, Él nos trae la oración directo del corazón del Padre, por consiguiente en este día es necesario echar en Jesús toda nuestra ansiedad. (1 de Pedro 5:7)
Esta mañana estaba meditando en el Salmo 25 y en especial te regalo este versículo, para que le puedas decir a Dios en oración:
Salmos 25:20 Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio.
Oramos:
Dios en el nombre de Jesús, te pido perdón por todos mis pecados. Te entrego mi vida y mi familia. Pongo toda preocupación y todo temor en tus manos.
Renuncio al miedo de contraer cualquier enfermedad, cubro mi vida y la de mi familia con la sangre de Jesús.
Espíritu Santo llena mi vida de tu presencia, dame sabiduría para llevar adelante toda esta situación. Enseñame a saber como conducirme, a saber como hacer prevención.
Bendice a mi país, bendice y sana a cada persona necesitada.
Te ponemos en tus manos a aquellas personas que están fuera de Argentina y que no les permiten regresar, que tomes control y que pronto puedan volver y estar con sus familias. Amén.

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¡Bendiciones!

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