Hoy es un día lluvioso en Buenos Aires, uno más de tantos que ya estamos viviendo y de algunos más que están por venir.
Me gusta sentir el sonido de la lluvia, me gusta ver el cielo gris y las hojas de los árboles mojadas, mientras cierro mis ojos y me imagino ser envuelta por ese lloviznar que refresca mi cabeza.
Cada gesto de la naturaleza me lleva a Dios, sabiendo y reconociendo que Él es el único creador de todo.
Obviamente que los días de sol, combinados con el canto alegre de los pájaros, más esos atardeceres brillantes, que te invitan a pasear y a deleitarte, sin lugar a dudas son mis preferidos.
Pero con el paso de los años, me doy cuenta que cada día junto a su matiz, es un nuevo día que Dios creó para vos y para mí.
Aprendamos en este comienzo de febrero a deleitarnos en el Señor, deleitémosno en el poder de su amor, en su presencia, en su divinidad, en su paz, en su amistad, en su compañía y en especial invitemos a este maravilloso Dios a que nos tome de la mano para caminar juntos este mes de febrero.
Salmos 37:4 Confía en el Señor y haz el bien;establécete en la tierra y manténte fiel.
4 Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.
5 Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará.
Bendiciones.
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