sábado, 19 de marzo de 2022

Pequeña reflexión de una noche un poco fría.

En estos días en particular, donde hay tantas situaciones tan difíciles en el mundo entero, pienso en lo desolador que debe ser afrontar la vida sin Dios.

Sé que estamos en un mundo y que no estamos exentos a que nos sucedan cosas, pero en ese transitar todo es diferente, cuando uno se toma de la mano de Dios.

Dios es el que sana nuestras dolencias, el que nos consuela y vivifica, el que nos habla, nos ayuda, nos restaura y nos cuida.

Dios es el creador del universo, el que es y será por siempre.

El que por amor nos dio a su Hijo Jesús y el que nos dejó en la tierra al Espíritu Santo para nuestra ayuda.

¡Qué hermosa trinidad! ¡Cuánto poder y cuánto amor!

Por eso en donde te encuentres, te invito a poner tu mirada en Jesús, (Hebreos 12:2) porque cuando ponemos nuestros ojos en Él, la vida cambia. 

Porque ya no miramos con nuestros propios ojos, ya no evaluamos la vida desde nuestra perspectiva, sino por el contrario, ahora podemos movernos en lo sobrenatural, justo allí donde suceden los milagros.

Necesitamos cada día de sus milagros, necesitamos cada día de su sostén, necesitamos cada día de su fuerza, de su paz y de su infinito amor.

Pero lo que más debe importarnos es que nos ocupemos de hacerlo el dueño absoluto de nuestro corazón.

Bendiciones.

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