miércoles, 5 de mayo de 2010

"Y SOFÍA SE SENTÓ A ESCRIBIR...."


Como cada día, Sofía realizaba sus actividades, se levantaba muy temprano, hacía el desayuno, llamaba a los niños, los cambiaba para ir al colegio, ponía el lavarropas, hacía las camas, apenas se maquillaba y salía a trabajar.

Luego, cuando llegaba a su casa, después de un día de trabajo, pilas de ropa sucia tenía que lavar, los chicos se peleaban, los pisos necesitaban de una barrida y su esposo volvería tarde de trabajar.

No sabía que iba a hacer de cenar y mucho menos a qué hora se iba a acostar.
Todo era obligaciones a su alrededor, tanto la había absorvida la vida que se olvidó de su amigo, su dulce Jesús.

Por un momento sintió un fuerte dolor en el pecho y la verdad, que se asustó.
Creyó que era un ataque cardíaco y que le había subido la presión, sintió que se moría, que no iba a resistir, creyó que se desmayaba, que nunca más iba a tener la oportunidad de volver a comenzar un nuevo día.

Pero cuando logró calmarse, se miró al espejo, estaba despeinada, tenía los ojos hinchados y las uñas descoloridas.
Y frente a frente, se animó después de mucho tiempo a hablar con ella misma.
_!Qué estoy haciendo con mi vida, qué pasó conmigo!
Oh Dios...¿Cuándo fue qué te dejé de lado, cuándo fue que comencé a correr sin parar?

Así que Sofía acostó a los niños, se dio una ducha y se cambió cono para saliar a pasear; pero con una gran diferencia, se puso su mejor perfume, se recogió su cabello, tomó papel y lápiz y esta carta escribió:

Querido Dios, perdón por todo este tiempo de indiferencia, perdón por olvidarme de vos, te escribo porque te necesito, no sé que hacer con mi vida, ni con mi corazón.
¿Podrías acompañarme cómo tantas tardes lo hacías, cuándo yo te contaba mi vida y vos me prestabas atención?
!Sí, ya sé qué vos siempre estuviste y qué cada momento de mi vida vos lo sabés!
Pero hoy necesito empezar de nuevo, necesito sentirme otra vez mujer.
Quiero ser una mujer sabia, culta y refinada, una mujer que ame y sepa comprender, quiero tener de tu paciencia y tu sabiduría y anhelo imitarte en profundo amor.
Jesús, vos sabés que te amo, por eso hoy te escribo esta carta con todo mi corazón.

Queridas amigas: ¿Cuántas Sofías hay a nuestro alrededor? ¿Cuántas de nosotras quizás lleve a una Sofía dentro?

Ojalá que hoy sea un día de reflexión, un día de restauración, un día en el que Dios repose en tu precioso corazón.

!Qué Dios te bendiga!

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