Imagino que muchas mujeres que están leyendo lo que escribo, piensan de esta manera.
Tal vez les gustaría encontrarse con un vocabulario que no sea tan cristiano.
Te confieso que pensé en esta clase de lectoras que no se identifican tanto en leer todo el tiempo sobre Dios.
Pero sinceramente, no puedo dejar de mencionarlo, el ir escribiendo me llevó a darme cuenta cada vez más, cuánto Él me ama, cómo estuvo siempre a mi lado, cómo me libró de tantas cosas, cuántas veces me sanó y cómo cuida día a día a mis seres queridos!!
No puedo dejar de amar a Jesús, no solamente por lo que da sino por lo que Él es, esa es la realidad, Jesús es todo para mí.
¡Cómo no voy a dedicarle este libro, si lo estoy escribiendo por su bondad!
Porque de no ser por su poder y amor yo estaría muerta.
Le debo mi vida desde el primer día que lo conocí.
Amo su manera de ser, su forma de comunicarse, su paz, su paciencia, su amor, su delicadeza al tratarme, su respeto, amo su deidad, amo el latir de su corazón, muero por su dulce y tierna sonrisa, me encanta todo su ser.
Tantas veces imagino y siento su mirada, solo Él puede cautivar mi vida de esa manera.
Cuando leo en el nuevo testamento, sobre su vida, sus milagros, sus sermones, trato de meterme dentro de cada situación y pienso, el por qué es tan débil mi fe muchas veces.
Como quisiera creer aún más, para poder llevar a cabo la obra que Él desea que haga acá en la tierra.
Por eso estoy tan agradecida y enamorada de mi amado Jesús, porque soy tan imperfecta y Él me ama tanto, que humanamente no se puede entender, solo Dios, es capas de amar así.
Desde el primer día que Él llegó a mi corazón, me cautivó y me compró con su preciosa sangre. A lo largo de mi caminar con Él, mi fe flaqueó muchas veces, pero lo impactante es que Él siempre estuvo a mi lado. No hay nadie fiel, no tiene competidores, Jesús es único.
Por eso me da tanta risa cuando leo que satanás se llenó de soberbia y quiso ocupar el lugar de Dios.
Como pudo ese gusano miserable creer que podía estar a la altura del Soberano Dios.
Solo nuestro Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente.
Dios es omnipotente: Que todo lo puede, atributo solo de Dios.
Dios es omnisciente: Que todo lo sabe, atributo solo de Dios.
Dios es omnipresente: Que está presente a la vez en todas partes, atributo solo de Dios.
Si estás tratando de saber quien sos en realidad, el secreto parte de que sepas quien es Dios y que Él está dispuesto y quiere ayudarte.
El otro tema principal es que * te permitas encontrarte * con Dios y con vos misma.
Que entiendas que tenés el derecho de ser feliz. Y el único especialista y consejero fiel es Jesús.
Poné tu mano en el corazón y juntas digamos estas palabras de amor, a nuestro gran amigo.
** Alabado seas Dios de la gloria, mi alma te alaba y te pertenece, porque no existe nadie tan grande y tan sublime como vos. Quiero darte toda la honra, toda la alabanza y rendir mi vida en gratitud a Ti. Te amo amado mío y ofrendo mi vida a Ti. Por siempre y para siempre nos une este gran amor. **
("Ahora sé quien soy// aún no editado)
!Qué Dios te bendiga!
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