Aquí en Buenos Aires, Argentina, llevamos unos cuantos días de intenso calor, realmente a veces se torna difícil llevar el día adelante, pero le doy gracias a Dios que su presencia nos cuida.
Esta mañana, estaba meditando en la Palabra de Dios y cuando leí un texto específico, puse mi mano en mi pecho y me estremecí, te quiero compartir estas maravillosas letras.
Salmo 73:25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
73:26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
73:26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre
Estas palabras son las que siento por vos, le dije a Dios. Eso siente mi corazón, que si voy al cielo tengo la paz inmensa de que me recibas, me ames y me mimes, gracias a Jesús, que ha dado su vida por amor a ´mí.
Y fuera de Tí, nada deseo en la tierra, porque entiendo y confieso que si no te tengo, que si no sintiera tu presencia, me siento morir, no sé vivir, no sé respirar.
Y en los momentos de intensas luchas, cuando mi corazón se desanima, y mi carne se cansa; allí, justo allí, es cuando Tú vienes a mi corazón y me das fortaleza. Porque Tú eres mi roca, mi refugio, mi esperanza.
Mi porción es Dios, mi vida es por y para Él. No sé vivir si no le tengo, no entiendo y no le encuentro sentido a la vida, sin Jesús.
Es el Espíritu Santo trayendo revelación a nuestra vida, que nos ministra a través de la Bendita Palabra de Dios.
Qué en este día, puedas levantar tus brazos al cielo y decirle con todo tu corazón que tu vida no tiene sentido, si su amor, su poder, su salvación, su presencia, no van con vos.
Cariños: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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