Salmo 121:1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
121:2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
121:3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
121:5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
121:6 El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
121:7 Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
121:8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.
¿De dónde vendrá mi socorro?
121:2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
121:3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
121:5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
121:6 El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
121:7 Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
121:8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.
Esta mañana estaba meditando sobre este maravilloso Salmo. Y en realidad en mi blog acostumbro a escribir seguido sobre el Salmo 121. Pero cada vez que lo leo y medito en esta poderosa Palabra, descubro siempre algo nuevo para mi vida de parte de Dios.
Alzar mis ojos a los montes, me está hablando de levantar mi mirada en fe y dirigirla a la presencia de Dios. Porque solamente en Él, en buscar su presencia, en creerle a Dios, en dejarlo obrar en mi corazón, en obedecerle haciendo su voluntad, me lleva a tener la paz profunda de saber que solo Jesús es mi socorro.
Dios hizo los cielos y la tierra, me está hablando de la soberanía y la grandeza de Dios en todo!!!
Dios vive pendiente todo el día, todo el tiempo, en todo momento, de sus hijos, nunca se duerme, no se distrae, no nos deja de lado; por el contrario en su presencia estamos seguros.
Las 24hs. del día contamos con la cobertura de Dios, contamos con su cuidado y su protección. !Qué bendición tan grande es estar bajo la sombra de un Dios así, tan poderoso, amoroso y misericordioso!
Cuando quito mi mirada de Dios y comienzo a ver con mis ojos naturales toda la situación que me rodea, mi alma y todo mi ser comienzan a perder la paz y por consiguiente el temor me invade.
Pero cuando comienzo a leer su Palabra, a orar, a clamar con todo mi corazón, allí puedo sentir como el Espíritu Santo trae discernimiento a mi vida y me eleva a las alturas, allí en el Monte de Sión, donde está la presencia de Dios.
No sé cuánto hace qué no levantás tus ojos al cielo y dejás qué su presencia te ministre y te traiga paz y consuelo al corazón!!
Siempre Dios va a darte su mano y te va a abrir los ojos y te va a colocar en el lugar correcto para que te pongas de pié por dentro y tomes por medio de la fe, tu victoria y vivas una vida superior en Cristo Jesús.
Hoy a la mañana estuve orando algo determinado, estaba clamando a Dios, estaba quebrantada en mi espíritu y le dije a Dios que por favor me hablara en este día y me diera una señal de aquello que le estaba orando. Necesitaba su guía y saber que estaba haciendo lo correcto.
A la tarde fui a un Shopping conocido de la zona en donde vivo y me encontré con una hermana que hacía mucho tiempo no veía. Ella estaba llena del Espíritu Santo y ministró mi vida, allí dentro del Shopping y me dio palabra de parte de Dios. Ella fue un canal de bendición para mí y eso me daba la paz y el gozo de saber que Dios había oído el clamor de esta mañana cuando alcé mis ojos ante su presencia y le derramé mi corazón en oración.
Nuestro socorro viene de Dios, Él tiene el control de todo, pero nosotros debemos hacerlo el Señor de nuestra vida. Debemos buscarle en oración, leer su Palabra, creerle, dejar que nos hable y nos levante, debemos estar expectantes de lo que va a hacer a nuestro favor.
Me gusta compartir algunas experiencias personales, porque es necesario que comprendamos que siempre nos van a pasar cosas; a veces vamos a estar más fuertes y otras no tanto. Pero lo que siempre digo es que no hay súper cristianos, todos necesitamos del cuerpo de Cristo y todos necesitamos de Jesús, porque Él nos fortalece, nos socorre, nos liberta y nos rescata.
¡Qué yo haya sido sanada del SFC no me hace a mí con una barrera protectora para qué no me pase nada más o para qué yo me sienta superada!
Y al igual que todas aquellas experiencia que he vivido en Cristo Jesús no me protegen para después, sino que estoy en un mundo, van a suceder cosas y para cada situación necesito de la sabiduría de Dios y por supuesto necesito controlar mis emociones y ocuparme para que mi fe aumente y mi ser no decaiga.
Cada experiencia nos sirve para crecer, siempre Dios trabaja en nuestro interior y nos va sacando buenos, pero cada desafío que enfrentamos requiere de nosotros una nueva búsqueda, no nos podemos dormir y mucho menos vivir por los milagros pasados.
¡Cada día debemos vivir expectantes de lo qué Dios hará!
Con cariño: Tere.
!Qué Dios te bendiga!
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