jueves, 31 de agosto de 2017

PARA ESTE DÍA... CERRAR LOS OJOS



Cerré mis ojos por un instante y sentí que tu presencia estaba junto a mí.
Cerré mis ojos para alabarte y me sorprendió tu sonrisa abrazándome el corazón.
Cerré mis ojos para contemplar tu hermosura y fue tu presencia la que acarició mi interior.
Cerré mis ojos para adorarte y me tomaste en tus brazos llenos de amor.
Cuando cerramos nuestros ojos y abrimos a Dios nuestra alma y nuestro corazón.
Él se manifiesta cuán rosa fragante, envolviendo nuestra vida con su maravilloso amor.
E inmediatamente cobramos ánimo, porque Él nos llena de su presencia, de su poder, de su perfume y de su unción.
Te invito a cerrar tus ojos por un instante y allí en dónde te encuentres, declarale a Dios tu amor.
Para reflexionar:
¿Cuánto hace qué no detenés tu mundo y hacés silencio en su presencia, dejándo así que Dios te acaricie y te acune en sus brazos de amor?
¿Cuánto hace qué no le pedís al Espíritu Santo que te sumerga en su unción y te renueve en las alturas, llevándote a ser cómo las águilas?
Cuando diferentes luchas se nos presentan, sentimos como si el piso se nos moviera, el temor nos invade y la angustia nos rodea.
Pero es maravilloso saber que tenemos un Dios poderoso que cumple su Palabra y en este día nos invita a caminar en fe.
Salmo 121:1 A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2 Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
3 No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida.
4 Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.
5 El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.
6 De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.
7 El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.
8 El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre. (NVI)

¡Bendiciones!


jueves, 24 de agosto de 2017

NO TE ASUSTES... EN EL RELOJ DE DIOS, NO MARCA TU HORA

¡Cuántas veces corremos de manera tan apresuradas, qué la vida avanza tan rápido, en dónde el tiempo se nos va y quedamos allí, paralizadas y asustadas!
¡Cuántas veces quisiéramos detener el tiempo, parar el universo y escapar a un lugar bien alto, dónde nadie nos encuentre!
Es entonces, cuando entiendo, que estamos viviendo y corriendo conforme a nuestro propio reloj.
Un reloj, en dónde quizás no tuvimos ni un segundo para hablar con Dios.
Y entonces nos encontramos allí con los pelos parados y despeinados, jaja, los ojos desorbitados, con un grito en la boca y con miedo a seguir; esos son síntomas que nos dicen... que estamos a punto de explotar.

Materias que cursar, exámen para rendir, trabajo que entregar, un empleo que necesita de mí, una familia que atender, hijos, esposos, padres, etc. que demandan de mi tiempo, un Dios que me salió al encuentro y que me anhela celosamente, una vida propia que tengo que llevar adelante, muchas situaciones que tengo que enfrentar. Y así podría enumerar un sin fin de actividades que cada una de nosotras tenemos que atravesar a diario. Y estoy segura que cada una de ustedes tienen miles de temas para agregar a este escrito. 
Pero calma, tengamos calma, no todo está perdido, todo tiene solución y salida en las manos de Dios.
Veamos lo que dice su Palabra:

Mateo 11:28 Vengan a Mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y Yo les daré descanso. (NVI)

1 de Pedro 5:7 Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes. (NVI)

Salmo 31:15 En tu mano están mis tiempos; (RV)

Tarea para hoy:

1- Ir a Jesús y entregar nuestro cansancio y agobio en presencia, sabiendo que el Espíritu Santo nos va a fortalecer y dar sabiduría para llevar nuestro día adelante.
2- Depositar en Jesús toda nuestra ansiedad, una a una, sabiendo que solamente Él cuida de mí.
3- Descansar en su infinito amor, sabiendo que en sus manos de poder, están mis tiempos, mi vida y mi familia.

Y por supuesto, lo principal, leer su Palabra, la Biblia, orar, pasar tiempo a solas con el Espíritu Santo. Entregarle cada día mi vida a Dios, haciéndolo el Señor de mi vida. Caminando en fe, sabiendo siempre que Dios tiene planes de bien y de paz para sus hijos. (Jeremías 29:11)

¡Jamás en la vida, vamos a encontrar a alguien qué nos ame y nos cuide más y mejor qué Jesús!
Dejáte amar por Él, dejá a Jesús que te rodee de su favor.
Sos amada, sos importante, sos preciosa para Dios.

Si tan solo pararías un segundo tu agitada vida, si tan sólo cerrarías tus ojos y abrirías tu corazón a Jesús, te aseguro que sentirías su presencia a tu lado, sentirías que acaricia tu rostro  con su perfume y su unción.

¡Bendiciones!


martes, 15 de agosto de 2017

BENDECIDO MARTES

Salmo 37:4 Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón.
5 Encomienda al Señor tu camino; confía en Él, y Él actuará.(NVI)





miércoles, 9 de agosto de 2017

ESTOY AQUÍ...

Sabrina detuvo su mundo por un instante, ya que entendió que su vida tan agitada no podía seguir sin Dios.
Se preparó un sabroso café, se quitó su calzado, se colocó sus lentes y la Biblia en sus manos tomó.
Comenzó a leer sobre Jesús, ese Jesús amado que un día había cautivado su corazón.
Y entendió así cuánto lo había dejado de lado, comprendió que corría y vivía sin consultar a Dios.
Y cuando ella se permitió tomarse un momento para buscar de Cristo, en su interior estas palabras le dijo a Dios:
__ Estoy aquí...
Y como en un susurro suave pero a la vez poderoso, cuan Padre amoroso en su corazón le respondió:
__ Estoy aquí...

Cuando nos disponemos a buscar de Dios, le estamos diciendo a Él cuán importante es para nuestra vida; y por consiguiente, le estamos diciendo que estamos aquí, esperando su presencia y dándole el primer lugar en nuestro corazón.
Y lo más maravilloso es darnos cuenta que cada vez que le decimos a Dios que estamos aquí, Él nos sorprende con su amor, porque siempre estuvo allí para esperarnos a nosotros.

Génesis 28:15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.(NVI)

Isaías 41:10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (NVI)

Bendiciones.