lunes, 8 de octubre de 2018



Me acosté como cada noche, 
buscando descansar en tus brazos de amor.
Y comencé a sentir tu presencia,
envolviendo mi corazón.
Y no pude resistirme a tal manifestación de amor.
Y me levanté despacio, corriendo con mi corazón.
Tu presencia me estaba llamando.
Tus caricias envolvían mi ser.
Tu perfume sedujo mi alma.
Tu sonrisa enredó de amor mi corazón.
Y al igual que el sol en la mañana,
así tu presencia acunó mi ser.
Como brisa fresca cuando cae la tarde,
así tu compañía se presentó a mí.
Como la luna sale en la noche,
así mi vida alumbras Tú.
Como las estrellas que sonríen al firmamento,
así te siento, así tan cerca, así le das brillo a mi existir.
Hola... estaba pensando en Jesús, en su amor por cada una de nosotras.
Y me imagino su mirada puesta en nuestro corazón, es como si sus caricias recorrieran nuestro ser.
Hay que aprender a hacer silencio ante su presencia y dejar que Jesús nos acaricie el alma.
Es entregarle el corazón y no perder las expectativas de ver su mano de bendición manifestarse en nuestra vida.
¿Cuánto hace qué no le decís a Dios qué lo amás?
¿Cuánto hace qué no sentís su mano de amor acariciando tu rostro?
No dejes pasar esta noche, ni este día, sin que le invites a estar a tu lado; y así puedas derramarle el alma, escribirle poemas y por ende deleitarte en Él.
Sofonías 3:17 porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos (nvi)

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