lunes, 11 de abril de 2022

Cuando Dios llama al corazón de una mujer




Sofonías 3:17 porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos

Cuando Dios llama al corazón de una mujer, lo hace con tanto amor y tanta delicadeza, que es imposible no responder a su llamado.

Porque cuando Dios llama al corazón de una mujer, lo hace con rosas sin espinas, lo hace con aceite fresco, con rocío que cae y renueva y en especial con un corazón lleno de pasión y amor.

El tema es que a veces somos nosotras las mujeres que ante tanta sobrecarga diaria, postergamos ese llamado para cuando estemos más aliviadas, sin darnos cuenta que cuanto menos involucramos a Dios en nuestro cotidiano vivir, más desbordadas vamos a estar.

Sé lo que es vivir sumergida en mis emociones alteradas, debido a no tener mi alma sana, o a dejar que otras personas me gobernaran y desarrollaran en mí, una mujer sin identidad en Cristo Jesús.

Cómo siempre cuento, tuve que trabajar mucho internamente en romper con patrones familiares, con temores, con amarguras, con enfermedades, con soledades, tristezas, con hiperactividad, etc y muchos etc.

Y allí en la soledad de mi cuarto, supe tomar la decisión sabia, de invitar al Espíritu Santo a que me ayudara y me enseñara a ser libre en el nombre de Jesús. 

Pude perdonar a quienes me habían dañado, pude en el nombre de Jesús renunciar a la culpa, a la tristeza, y comencé un largo camino pero victorioso, en sanar mis emociones y mi corazón herido e ir rompiendo con esas fortalezas que me ataban y me dañaban el alma y el espíritu. 

Siempre Dios está interesado en nosotras, en que seamos libres, en que encontremos en Jesús nuestra identidad de hijas y en especial en que aprendamos cada día a caminar tomadas de su mano y llenas de su unción.

Hoy Dios te está llamando, está suavemente susurrando palabras de amor a tu corazón, atrevete a abrile la puerta e invitalo a caminar juntos, sabiendo que siempre va a cuidar de tu vida y que jamás te va a soltar.

Nunca, pero nunca, cuando Dios te llame, va a ser para avergonzarte, sino por el contrario, va a ser para amarte, restaurarte y por ende usarte.

Con cariño: Tere.

Bendiciones.


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