No existe nada ni nadie que nos escuche, nos entienda y nos cobije como Tú, mi amado Jesús.
¿A quién iremos amado Dios cuando los problemas nos ahogan?
Iremos solo a tu presencia a derramarte el alma y el corazón, porque solamente Tú tienes cuidado de nosotros.
¿A quién le contaremos nuestras alegrías y nuestros sueños?
Solamente a Tí amado y adorado Señor. Porque vos sos fiel y te contentás con tus hijos.
¿Quién tiene ese aceite fresco que renueva nuestro ser y sana nuestras heridas?
Solo Tú amado Espíritu Santo. Tú rompes todo yugo, nos llenas de poder para vencer, nos envuelves con tu presencia y nos llevas a tomar nuestra victoria por medio del sacrificio precioso de Jesús en la cruz.
Por eso en este día y siempre.... Nos comprometemos a acudir a tu presencia, para pedirte que derrames sobre nosotros y nuestro hogar, palabras de vida eterna. Amén. (Así sea)
Con cariño: Tere.
!Qué Dios te bendiga!
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