Quiero ser como un ramo de rosas fragantes, que me tomes en tus manos y acariciar con mi aroma tu corazón.
Quiero adornar con mi presencia tu presencia, que te sientas alagado porque te rindo a Ti mi vida y mi corazón.
Quiero sentirme viva, sana, resplandeciente y sonreír a los cuatro vientos, porque Tú eres mi Dios.
Soy feliz porque te tengo, porque paso el día entero suspirando por tu amor.
Me estremece el tenerte, el saberte a mi lado y que seas mi Señor.
Me encanta que me escuches, que me mires y te deleites al oír cuanto te ama mi corazón.
Es hermoso derramarte el alma, decirte cuanto te amo y seguirte a todos lados por la eternidad.
Vos y yo somos dos enamorados, porque con tu vida me has comprado, al entregarte en la cruz por amor a mí.
¡Cómo no te voy a amar, cómo no te voy a seguir, sí primero te diste a mí!
¡Sos la Rosa de Sarón, el Lirio de los Valles, la miel, la leche y el aceite de la unción!
Mi corazón late bien fuerte, de pasión, de admiración y de amor por vos... Mi Jesús amado Salvador.
Y deseo en este día, que cada vida se una a mis palabras y que seamos muchas almas declarando cuánto te amamos y cuantas gracias te damos por ser nuestro Señor y Salvador.
Te consagramos nuestras vidas, toda nuestra familia y todo nuestro hogar.
Te declaramos que vives y reinas, que en Tí está la vida, Tú eres la resurrección, Tú eres mi paz.
Gracias Jesús amado, por amarnos tanto, por darnos tu vida y permitirnos ser salvos a través de Tí.
Gracias Espíritu Santo porque estás a nuestro lado, con poder, con tu presencia y con tu bendita unción.
Gracias Padre Dios amado, porque por tu amor bendito, nos distes a tu Hijo, Jesucristo el Salvador.
Y hoy declaramos tus hijos, que no hay nada ni nadie, que nos podrá separar de tu infinito amor.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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