martes, 4 de febrero de 2014

"EL VALOR DE LA ORACIÓN"


Hola... ¡Qué Dios te bendiga!
 Esta mañana, en la reunión de mujeres en la Iglesia, estábamos compartiendo juntas un tema muy común que nos pasa a todas y es sobre la oración; y muy en especial cuando esas oraciones parecerían no ser contestadas nunca. Pero gracias a Dios pudimos ver a través de su Palabra, como todo tiene su tiempo y que siempre nuestro clamor es escuchado por Dios.
Nos dimos cuenta que muchas veces nos encontramos preocupadas, oprimidas, desganadas, llenas de aflicciones, cansadas, porque los problemas nos rodean y pensamos hasta que Dios se olvidó de nosotras o de nuestra petición.

Daniel 10:12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.
10:13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.
 


Pero vemos en su Palabra que desde el preciso instante en que nuestro corazón se dispuso a orar, allí Dios ya comenzó a mover su mano a nuestro favor.

Cada lágrima nuestra, cada oración nuestra, está vertida en la copa de oro de nuestro Dios y sube a su presencia cuan aroma fragante.
 
Apocalipsis 5:8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.

Satanás siempre va a enviar a sus huestes espirituales para frenar nuestra bendición, él se toma todo su tiempo y ejecuta su plan para que nosotras creamos que nuestra respuesta de parte de Dios ya no va a llegar.

Pero en el libro de Daniel vemos que no solamente Dios nos oye en el mismo momento que disponemos nuestro corazón a pedirle, sino que hay un movimiento espiritual a nuestro favor, para batallar con sus ángeles y darnos la victoria.
El tema está en no desanimarnos, en perseverar, en orar sin cesar, en clamar creyendo que Dios nos oye y también responde al clamor de sus hijos.

¿Cómo debe ser nuestra oración?
Nuestra oración tiene que partir primeramente con fe.

 1) Pedir en fe:

Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Oremos:

Amado Dios en este momento te pedimos en el nombre de Jesús que aumentes nuestra fe, para que podamos creer en todas las promesas que tenés para nosotras y para recibirlas conforme a tu voluntad.

2)Ser diligente:

Debemos perseverar en nuestra oración, no orar una o dos veces, sino siempre, debemos importunar a Dios, creyéndole sus promesas.

Jesús dijo:
San Mateo 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
7:8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.


3)Orar por la voluntad de Dios, no por la nuestra:

1 de Juan 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. 

Nuestras  peticiones deben estar centradas en lo que Dios desea.

Jesús clamó a Dios en angustia. Él oró: Padre mío, si es posible, pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú” (Mateo 26:39).

Jesús no quería sufrir la muerte que le esperaba. Sin embargo, Él aún oró porque se hiciera la voluntad de Dios, no la de Él mismo. Cristo siempre puso a Dios primero.

 4)Tener una actitud humilde:

Isaías 66:2…….; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

1 de Pedro 5:5 Dios resiste a los soberbios, 
Y da gracia a los humildes.


Debemos evaluar siempre nuestro corazón a través de la Palabra de Dios y entregar en oración todo aquello que está perturbando nuestro corazón.

 5) Orar confiadamente :

Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Jesús en su sacrificio en la cruz nos habilitó a acercarnos confiadamente a la presencia de Dios y presentarle a Él nuestra petición, no dejemos que satanás nos haga creer que no tenemos ese derecho.

6) Siempre agradecer a Dios:

1 de Tesalonicense 5:17 Orad sin cesar.
5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
 

Nuestra fe en Dios, nuestra actitud de corazón, nuestra constancia en oración, acompañada de fe y gratitud, nuestra confianza puesta en Él, sabiendo que nos oye y responde, hacen que la mano de Dios se mueva a nuestro favor.

Oremos:

Amado Dios en el nombre de Jesús te pedimos perdón por todos nuestros pecados y te pedimos la presencia del Espíritu Santo sobre nosotras. Padre te rogamos en este día que aumentes nuestra fe, te entregamos una a una nuestras peticiones, creyendo que nuestras oraciones suben a tu trono como aroma fragante y que en el momento justo tu mano de poder nos traerá la respuesta conforme a tu tiempo y a tu voluntad. Amén.
Señor gracias porque sé que mis oraciones están atesoradas en tus copas de oro y que suben como olor fragante a tu presencia, sé querido Dios que Tú me vas a responder conforme a tu voluntad y me vas a enseñar por medio de tu Espíritu Santo a interceder en espíritu y verdad. Amén.

 Con cariño: Tere.
!Qué Dios te bendiga!


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