"Palabras desde mi corazón, al único y gran amor de mi vida"
Me recosté en tu pecho como acariciando el alba.
Bebiendo de tu aceite, de tus ríos y de tu miel.
Me sumergí en tu presencia cuan hija enamorada.
Me tomaste entre tus brazos acurrucándome en tu amor.
¿A dónde iré Señor? ...
¡Sólo Tú tienes palabras de vida eterna!
Tú eres mi esperanza, mi camino a seguir.
Me enamoré de Tí, de tu perfume y de tu fragancia.
De tu divinidad, de tu santidad y de tu amor por mi.
Te animo en este día, a descubrir a Jesús como la obra más maravillosa, pura y poderosa de amor.
Amarle a Él es sencillo, es simplemente abrirle el corazón. Es querer rendirle a Dios nuestra vida, desnudarle el alma y entregarle el control de todo nuestro ser.
Para reflexionar:
¿Cuánto hace qué no le decís a Jesús qué lo amás, qué le agradecés por lo qué hizo y hace por vos?
¿Cuánto hace que no te acurrucás en los brazos de Dios, este Padre amoroso que nos dio a su único Hijo, solamente por amor?
¿Cuánto hace que no invitás al Espíritu Santo a qué llene tu vida de su presencia, dándote así poder para vencer y por ende serás investido/a de su amor y de su infinita paz?
Para analizar:
Apocalipsis 2:4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
Tal vez hoy sea el día de parar un segundo, de meditar en la Palabra de Dios, de separar un tiempo de calidad en oración, para preguntarnos...
¿He perdido mi primer amor en Cristo Jesús?
¿He perdido la pasión por servirle, por adorarle, por buscar su presencia cada día, por leer su Palabra y obedecerle?
Hebreos 13:20 El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno.
21 Que Él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (NVI)
21 Que Él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (NVI)
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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