3 de Juan 1:2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
¡Hola, qué tengas un día bendecido junto a tus seres amados!
Este texto de 3 de Juan 1:2, es uno de mis preferidos; porque me lleva de continuo a analizar mis peticiones y mi vida.
¿Cuántas veces le pedimos a Dios prosperidad en todas las cosas?
¿Cuántas veces deseamos y reclamamos salud para nuestra vida o de un ser querido?
Pero...
¿Cuántas veces analizamos nuestra alma, nuestro corazón, conforme a la Palabra de Dios?
Cuando estuve muy enferma, le vivía pidiendo a Dios que en el nombre de Jesús me sanara. Pero Él me llevó a vivir este texto de 3 de Juan. Y estas palabras habló a mi corazón:
__ Tere, vos ocúpate de trabajar en controlar tus emociones y yo me ocupo de sanar tu físico.
Y fue así como junto al Espíritu Santo formamos un equipo inseparable de trabajo. Día a día me llevaba a identificar aquellas áreas en mi vida donde necesitaban ser trabajadas.
Por ejemplo: La culpa, la queja, el temor, la falta de perdón, el desánimo, la falta de fe, etc.
Para reflexionar:
¿Cuánto hace qué no evaluás tu vida y tu comportamiento conforme a la Palabra de Dios?
¿Tal vez te covertiste en un loro, que repite y repite siempre la misma oración, pidiendo y demandando? Pero sin embargo, quizás Dios te esté llevando por medio de su presencia a qué mires tu corazón y trabajes en revertir tu situación.
En este hermoso día, no desaprovechemos la oportunidad de cerrar la puerta de nuestra habitación. Y allí, en oración, derramemos nuestra alma a Dios. Con un corazón que reconoce cuánto le necesita.
Una última pregunta:
¿Está prospera tu alma de la voluntad de Dios o está prospera de tus emociones alteradas qué te llevan a enfermarte, o a tener relaciones rotas?
Con cariño: Tere.
¡Dios te bendiga!
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