Una historia tal vez, como la tuya....
Allí estaba ella, una vez más encerrada en las cuatro paredes de su habitación. No tenía ganas de salir, no tenía ganas de ver a nadie, sino por el contrario ya se había acostumbrado a la soledad.
Ella tenía cada mañana un ritual. Se levantaba, recogía su cabello, se vestía y se ponía a llorar.
Pero esta mañana había sido diferente, de repente recordó que tenía guardado en lo más alto de un armario, una caja con recuerdos de su niñez y adolescencia.
Ella tenía cada mañana un ritual. Se levantaba, recogía su cabello, se vestía y se ponía a llorar.
Pero esta mañana había sido diferente, de repente recordó que tenía guardado en lo más alto de un armario, una caja con recuerdos de su niñez y adolescencia.
Allí estaba su Biblia, un libro de poemas y un cuaderno personal de anotaciones. Su diario íntimo, el que ya había olvidado.
Y al abrirlo, le impactó leer la siguiente frase que escribió cuando tenía tan solo trece años de edad:
Y al abrirlo, le impactó leer la siguiente frase que escribió cuando tenía tan solo trece años de edad:
"Querido Jesús, jamás te voy a dejar, siempre vos y yo vamos a caminar juntos. Te prometo amarte hasta el final"
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y un escalofrío invadió su ser. Se había dado cuenta que no solo había fallado a su promesa sino que se había olvidado totalmente de Dios.
Y en ese cuarto que encerraba años de vivencias, cerró sus ojos y con estas palabras le habló a Dios:
_Señor, perdón, perdón por haberme olvidado de Tí. Perdón por haber puesto mi mirada y mi corazón en tantos problemas y en tantas personas. Perdón porque dejé de vivir para Jesús.
Te necesito, te pido que me ayudes, que me saques de este pozo de desesperación. Quiero volver a sonreír, necesito ser la mujer que vos tenés pensado para mí.
Ayúdame a mirarme con tus ojos. Y en este mismo momento te vuelvo a entrega mi vida y mi corazón.
En el nombre de Jesús, amén.
Te necesito, te pido que me ayudes, que me saques de este pozo de desesperación. Quiero volver a sonreír, necesito ser la mujer que vos tenés pensado para mí.
Ayúdame a mirarme con tus ojos. Y en este mismo momento te vuelvo a entrega mi vida y mi corazón.
En el nombre de Jesús, amén.
Tal vez amada, estás como nuestra amiga, triste, sola, viendo solamente tu situación. Quizás dejaste de darte cuenta que a pesar de haberte alejado de Dios, Jesús siempre estuvo a tu lado.
En dónde te encuentres, cerrá tus ojos, abrí tu corazón e invitalo a Jesús a que vuelva a ser el Salvador y el dueño de tu vida y tu corazón.
Él te ama con amor eterno y sos su más dulce melodía de amor.
En dónde te encuentres, cerrá tus ojos, abrí tu corazón e invitalo a Jesús a que vuelva a ser el Salvador y el dueño de tu vida y tu corazón.
Él te ama con amor eterno y sos su más dulce melodía de amor.
Salmo 103:3 Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
5 El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias;
5 El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.
¡Bendiciones!
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