2 Yo le he dicho al Señor: "Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno."
3 Poderosos son los sacerdotes paganos del país, según todos sus seguidores.[1
4 Pero aumentarán los dolores de los que corren tras ellos. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!
5 Tú, Señor, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.
6 Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!
7 Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.
8 Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.
9 Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas; todo mi ser se llena de confianza.
10 No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.
11 Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.
¡Bendiciones!
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