miércoles, 30 de mayo de 2018

Pequeña reflexión de un miercoles lluvioso.


¿Sabén por qué le creció una planta en su espalda?
Porque por donde va siempre lleva una mochila inmensa de problemas, que como nunca se la saca, se llena de tierra y crece de todo. 
Así somos nosotras muchas veces, preferimos ir por la vida dándo lástima y contando a todo el mundo lo pesada que es nuestra situación.
Y en vez de recurrir a Dios, vamos prestando oídos a personas que lejos están de aconsejarnos basados en lo que la Palabra de Dios nos enseña.
Necesitamos cada día aprender a poner nuestra confianza en Dios.
Cuando confío en Dios, es poner a su cuidado mi vida, mi familia y cualquier situación que estoy atravesando.
1 de Juan 5:14 Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, Él nos oye.
15 Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.
Dios siempre oye el clamor de sus hijos y siempre está dispuesto a quitarnos toda carga.
Hebreos 4:16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
¡Bendiciones!

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