Pequeña y gran reflexión...
A lo largo de estos años, Dios me permitió poder conversar con muchas mujeres de diferentes edades, que habían abortado en algún momento de sus vidas.
¿Cuál era el común denominador qué noté en ellas?
Todas manifestaban el no poder perdonarse, el no poder salir del encierro de esas cuatro paredes donde les hicieron el aborto.
Todas manifestaban que se sentían atormentadas por la mirada de cualquier niño que se les cruzaba en el camino.
Muchas de ellas hicieron su vida, tuvieron hijos, pero nunca les confesaron ni a sus esposos y familias el gran dolor que llevaban en su corazón por haber abortado.
Todas manifestaban el no poder perdonarse, el no poder salir del encierro de esas cuatro paredes donde les hicieron el aborto.
Todas manifestaban que se sentían atormentadas por la mirada de cualquier niño que se les cruzaba en el camino.
Muchas de ellas hicieron su vida, tuvieron hijos, pero nunca les confesaron ni a sus esposos y familias el gran dolor que llevaban en su corazón por haber abortado.
Cárceles de muerte, de dolor, de tristeza, de angustia, de soledad, de falta de perdón, las envolvía y las llevaba a vivir bajo un tormento continuo.
No me puedo olvidar de una mujer hermana en Cristo, de 86 años de edad que había abortado a las 16 años. Ella vivió toda su vida sin haberle dicho a nadie sobre el aborto que había hecho. Eso la tuvo llena de dolor profundo, no podía dormir, sentía siempre el llanto de un bebé en sus oídos.
Y ese día, cuando se pudo perdonar y perdonó, fue libre por primera vez, se puso a cuenta con Dios, con ella misma y con ese bebé que había abortado.
¡Jesús la rodeó con su amor y la restauró!
Y ese día, cuando se pudo perdonar y perdonó, fue libre por primera vez, se puso a cuenta con Dios, con ella misma y con ese bebé que había abortado.
¡Jesús la rodeó con su amor y la restauró!
No sé lo que es atravesar por un aborto. Pero puedo hablar por lo que ví y escuché del corazón de estas mujeres.
Un día publiqué en mi blog sobre el aborto, y recuerdo que me escribió un hombre de España y me dijo:
_Señora Teresa, no sólo las mujeres quedan presas bajo ese dolor, sino también los hombres que indujimos a esas mujeres a que se practicaran el aborto. Le aseguro que es muy dificil podernos perdonar, porque ese dolor de haber matado a un bebé nos persigue toda la vida.
_Señora Teresa, no sólo las mujeres quedan presas bajo ese dolor, sino también los hombres que indujimos a esas mujeres a que se practicaran el aborto. Le aseguro que es muy dificil podernos perdonar, porque ese dolor de haber matado a un bebé nos persigue toda la vida.
Yo Teresa Di Marco de Olsson junto a mi familia, levantamos voces de...
NO AL ABORTO.... SÍ A LA VIDA.... DEFENDAMOS LAS DOS VIDAS!!!!
NO AL ABORTO.... SÍ A LA VIDA.... DEFENDAMOS LAS DOS VIDAS!!!!
Efesios 1:4 Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor
5 nos predestinó* para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad,
6 para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.
5 nos predestinó* para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad,
6 para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.
Bendiciones.
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