Se dirigió hacia una plaza, necesitaba estar sola y así poder pensar y descansar.
Buscó la melodía que más le gustaba, se recostó en el cesped y sus ojos cerró.
Si no me equivoco estaba escuchando el tema... supe que me amabas; y como una niña pequeñita su corazón comenzaba a latir y a sonreir.
Pero lo que nunca se imaginó jamás, es que el Espíritu Santo con melodía dulce y suave el Salmo 23 le cantó a su corazón.
Buscó la melodía que más le gustaba, se recostó en el cesped y sus ojos cerró.
Si no me equivoco estaba escuchando el tema... supe que me amabas; y como una niña pequeñita su corazón comenzaba a latir y a sonreir.
Pero lo que nunca se imaginó jamás, es que el Espíritu Santo con melodía dulce y suave el Salmo 23 le cantó a su corazón.
Salmos 23:1 El Señor es mi pastor, nada me falta;
2 en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
3 me infunde nuevas fuerzas. por amor a su nombre.
4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
5 Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
6 La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.
2 en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
3 me infunde nuevas fuerzas. por amor a su nombre.
4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
5 Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
6 La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.
En donde te encuentres, quiero decirte, que te detengas un momento. Que te permitas cerrar tus ojos y así te recuestes en los brazos de Dios.
Entregarle a Jesús tus cargas y dejar así que el Espíritu Santo te cante a tus oídos y a tu corazón la melodía de amor que estás necesitando.
Entregarle a Jesús tus cargas y dejar así que el Espíritu Santo te cante a tus oídos y a tu corazón la melodía de amor que estás necesitando.
¡Hay poder en Jesús y en Él está tu milagro!
¡Bendiciones!
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