Hola... En Buenos Aires es un bonito día de sol, con mucho frío, pero el solo hecho de mirar el celeste cielo ya levanta el ánimo de cualquier persona.
Me levanté temprano, hice mi cama, levanté las persianas de los cuartos, bajé por la escalera para ir a tomar unos mates calentitos y pasar un hermoso tiempo de oración con Dios.
Puse mi pava eléctrica y al correr la cortina de mi cocina, observé que frente a mí, había un hermoso pájaro, era la combinación perfecta para esta mañana fría. El pájaro, el sol, el celeste cielo y desde luego su mirada sorprendida la cual interpreté que me decía:
_¡Qué hacés levantada tan temprano con este frío!! (jaja)
Realmente mi ser fue conmovido, me sentí tan bendecida y agradecida con Dios por permitirme ver un nuevo día, por permitirme recrearme con su creación y por permitirme disfrutar de su compañía.
Fue así que al comenzar a orar, solamente salían palabras de gratitud hacia Él.
Le dí las gracias por dar a Jesús como mi Salvador, le agradecí a Jesús por haberme salvado, le agradecí al Espíritu Santo por estar siempre conmigo.
Le di gracias a Dios por mi familia toda, por permitirme servirle, por la iglesia en la que voy, por mi barrio, por mis amistades, por todo lo que tengo y por todo lo que Él hizo y hace por mí y los míos.
Y cómo siempre digo, no sigo a Jesús por lo que me da, sino por lo que Él es.
Él es el amor de mi vida y a Él le sigo y le sirvo cada día.
Fue tan hermosa la presencia del Espíritu Santo junto a mí, era como si ángeles estuvieran a mi alrededor, era como si el cielo se hubiera abierto y la dulzura de Dios abrazara mi corazón.
Luego de orar dando gracias a Dios, comencé a cantarle y luego comencé a poner en sus manos cada petición, las mías y las que me envían o me entero que necesitan oración.
Leer la Biblia, orar, abrirle a Dios nuestro corazón e invitarlo a reinar en él, son algunas de las prioridades que no nos deben faltar.
Cada día Dios nos anhela, nos espera, nos desea. Cada día su mirada de amor está sobre sus hijos, esperando pasar un tiempo de calidad en su presencia.
No sé en donde te encuentres, tal vez en donde estás no hay sol, quizás ningún pajarito, o tal vez estás pasando alguna situación dificil que te hace ver el día gris, pero de algo estoy segura, si invitás a Jesús a tu corazón, tu vida cambiará y su presencia te rodeará con su paz, su amor y su fortaleza.
Con cariño: Tere
¡Bendiciones!
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