Salmos 121
1 A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
2 Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
3 No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida.
4 Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.
5 El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora.
6 De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.
7 El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida.
8 El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre.
Levantar mis ojos en oración ante diferentes situaciones que enfrento en la vida, me trae profunda paz al alma y al corazón.
Saber que tengo un Dios que me oye y que responde, un Dios que me cuida y cuida a los míos, me hace vivir confiada, a pesar de tal vez estar atravesando algún tema que trata de robarme la paz.
Cuando levanto mis ojos y miro al cielo, puedo ver su grandeza y su infinito amor.
Porque justamente cuando levanto mi mirada hacia mi Maestro, dejo de mirarme a mí misma, para poner mi confianza en Él.
No sé por la situación que estés atravesando, pero lo que sí sé, es que tenemos un Dios de amor y de poder, que se complace en oír a sus hijos, se deleita en contemplarnos y en responder nuestro clamor.
Él es un Papá bueno, Él busca tener una relación de Padre a hijos con nosotros.
Bendiciones.
Tere.
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