martes, 24 de mayo de 2022

¡Me enamoré!!


Me enamoré tan profundamente de tu mirada y tu sonrisa.

Me enamoré de tu cariño, de tu paciencia y de tu andar sin prisa.

Me enamoré de tu esencia, de tu pasión y de tu dulzura.

Me enamoré de vos, de tus mañanas y de tu alma apegada a la mía.


Me enamoré de tu sacrificio en la cruz.

Me enamoré de tu sangre derramada por amor a mí.

Me enamoré de tu amor incondicional.

Me enamoré y me enamora todo, pero todo de vos.


Sin lugar a dudas, Jesús sos el que me enamora cada día.

Sos el que le pone color a mi vida.

Sos mi todo, mi perfume, mi existencia y mi alegría.

Sos ese maravilloso Dios verdadero, que me vuelve a conquistar cada día.


Y como siempre te digo:

Por siempre y para siempre...

Nos une este gran amor.

Te amo. Tere.

Estaba pensando en las veces que nos acercamos a Dios solamente para orar por nuestra peticiones, esperando que Él nos responda a cada una de ellas.

Y sin embargo se nos va el día, sin decirle cuánto le amamos, cuanto le necesitamos y cuanto deseamos abrazarlo con nuestras palabras y nuestro corazón.

Solemos decir que nos enamoramos de una persona y hasta por qué no, hasta decimos que nos enamoramos de tal o cual ropa, auto, etc.

Pero me pregunto:

Si Dios es una persona y es nuestro Papá, ¿no estará esperando qué le digamos que lo amamos y que cada día nos enamora más y más?

A mi me encanta que me digan que me aman, me encanta que Jorge me diga que está enamorado de mí, son palabras que llenan y movilizan las fibras más intimas.

Y de igual manera, pienso que Jesús espera que le digamos.... ¡Me enamoré más y más de vos, mi precioso Jesús!

Cantares 6:3 Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;

Bendiciones. 


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