viernes, 25 de abril de 2014

"NO QUIERO MIGAJAS... QUIERO COMER DE TU PAN"

Hola... Bendiciones para tu vida y tu hogar.
Esta mañana, estaba meditando en la Biblia, la Palabra de Dios y me detuve especialmente en Hechos 10:38, este texto cautivó mi corazón y más allá de las veces que lo leí, hoy se presentaba ante mí como algo diferente.


Hechos 10:38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo
y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes
y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.
 
Me recordé los momentos difíciles que pasé con la enfermedad. Y si bien Dios no manda a sus hijos enfermedades, pero sé que se vale de ellas para hablarnos, tratar con nuestras vidas y sacarnos siempre en victoria por medio de Cristo Jesús.
Al leer Hechos 10:38, le dije a Dios....

_Padre amado, yo quiero ser ungida con tu Espíritu Santo, al igual que toda mi familia, te lo pido en el nombre de Jesús. Y quiero que seamos sanados de toda opresión, porque en tu palabra dice que Jesús sanaba a los oprimidos por el diablo. Padre en el nombre de Jesús, te ruego que saques toda opresión, toda enfermedad, en mi vida, en  mi familia y en quienes lo estén necesitando.

Necesitamos cada día ser llenos del Espíritu Santo, no solamente para nuestra vida, sino para bendecir la vida de los demás. Necesitamos que Dios nos sane y necesitamos ser herramienta útil en sus manos para que en el nombre de Jesús las vidas sean libres y sanas, por el poder de su nombre y su obra redentora en la cruz.
Salvación, sanidad, liberación, restauración, paz, amor, son palabras y vivencias que solo Jesús nos puede dar.

Cada día debemos evaluar nuestra vida, por medio de la Palabra de Dios. Debemos vivir en santidad, en obediencia, en entrega total a Jesús, Él es quien se dio por amor a nosotros.

Siempre digo que no hay que hacer locuras y dejar la parte médica, porque muchas personas dicen que tienen fe y tiran los remedios o rompen los anteojos, etc. pero eso no es fe, es miedo, es creer que una actitud así te va a llevar a convencer a Dios de que haga tu milagro.
Dios siempre ve el corazón y es necesario que pasemos tiempo con Él y leyendo su Palabra, porque de esa manera nuestra fe aumenta.
Porque... ¿Cómo vamos a creer en sus milagros, si ignoramos su grandeza, su poder, su amor, su Palabra, etc.?
No se puede saber algo de alguien si uno no pasa tiempo con esa persona y de igual manera es con Dios.

San Mateo 15:25 Entonces ella vino y se postró ante Él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
15:26 Respondiendo Él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
15:27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
15:28 Entonces respondiendo Jesús, dijo:
Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. 

Ella era una mujer griega, nada tenía que ver con el pueblo hebreo, pero la mano de Dios obró a su favor, porque vio su corazón, ella fue a la persona correcta, al lugar correcto, sabía que Jesús tenía lo que ella estaba necesitando. Ella sorteó obstáculos, murmuraciones, diferencias, a ella la acompañaba el dolor y la desesperación, pero  perseveró y fue por la sanidad de su hijita.
Y tan grande era su convicción de que Jesús podía sanarla, que ni siquiera fue con su hija, sino que sabía que a la distancia, con el solo echo de la Palabra de Jesús, podía ser sanada y libre.

Pero yo al leer este texto de Mateo, entiendo que nosotros como pueblo de Dios no podemos vivir de migajas, sino que debemos comer cada día todo el pan y ese pan de vida es Jesús.

No quiero sobrevivir con las migajas, quiero recibir todo lo que Dios tiene para mi vida y mi hogar, en el nombre de Jesús.

¿ Y vos...?  ¿Cómo está tu vida, en santidad, en obediencia a Dios y tomando cada día de su presencia o estás viviendo solamente de migajas, o tal vez todavía ni siquiera te arrimaste a la mesa en dónde está Jesús?

San Juan 6:47 De cierto, de cierto os digo:
El que cree en Mí, tiene vida eterna. 
6:48 Yo Soy el pan de vida


Con cariño: Tere.

¡Qué Dios te bendiga!


 








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