“NO TE SIENTES A LAMENTARTE POR EL PASADO”
A veces nos sentamos a pensar solamente en el
pasado.
Nos lamentamos por los errores que cometimos. Nos
dolemos por lo que hicimos o quizás por lo que nunca nos animamos a hacer;
haciendo así, que esas malas decisiones
taparan nuestro presente y ahogara nuestro futuro.
El sentarnos a mirar el pasado y lamentarnos
por cada situación, nos hace estancarnos en la vida.
Nos enferma el alma y el cuerpo, nos aflige el
espíritu y nos quita la visión de ver la bendición que tenemos por delante para
nuestra vida y familia, por medio del Cristo Jesús.
No nos olvidemos que satanás es especialista en
ponerle los ingredientes necesarios para terminar de condimentar con sus
mentiras y derrotas todo nuestro ser. No le demos lugar, sino llenemos nuestra
vida con la Palabra de Dios y su Santo Espíritu.
La Biblia nos enseña que en Cristo somos más
que vencedores. Que en Él las cosas viejas pasaron y son todas nuevas. Nos enseña
que cada mañana grande es su fidelidad. Que Dios es galardonador de los que le
buscan, por eso en este día, debemos movernos en fe.
Romanos 8:37 Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
2 de Corintios 5:17 De modo que si alguno está
en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.
Lamentaciones 3:23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan.
Para comenzar esta semana, primero debo ponerme
de pie por dentro. Debo tomar la decisión personal en Cristo Jesús de salirme
de ese círculo vicioso de lamentación y derrota.
Y por consiguiente con la ayuda del Espíritu
Santo podremos vencer cada área y por ende llenarnos de su unción y de su paz.
¡Hay poder en el nombre de Jesús, hay victoria
en Él!
Jeremías 29:11 Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Con cariño: Tere.
¡Bendiciones!
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