En el despertar de un nuevo día, miro
al cielo y ahí estás Tú.
Caminando siempre a mi lado, dándome
tu mano y buena salud.
En el despertar de un nuevo día, nace
tu justicia que brilla como el sol.
Porque de tu mano, voy cantando de tu salvación.
Jesús es tu nombre, por siempre
bueno, amigo sincero, lleno de paz y amor.
Jesús es tu nombre, ese nombre santo,
que cautivó con su amor mi corazón.
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Salmos 57:8 ¡Despierta, alma mía! ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día!
9 Te alabaré, Señor, entre los pueblos, te cantaré salmos entre las naciones.
10 Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento!
11 ¡Tú, oh Dios, estás sobre los cielos; tu gloria cubre toda la tierra!
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Es mi deseo que cada día, despiertes
en los brazos amados de Jesús, nuestro Salvador.
Tenés una historia qué contar, por Él
y para Él, no dejes que se te vaya el año sin hacerlo.
Es tiempo de despertar y contar de
sus maravillas.
Bendiciones.
Tere.
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