A veces al despertar en la mañana, me pongo a pensar si este tema de la pandemia es un sueño, o es real.
Es como si me quisiera despertar de esta pesadilla y poder llevar a cabo mi vida normal. Esa vida que tal vez no me daba cuenta lo libre que era y como podía disfrutar de mis seres amados, o de tener la libertad de decidir de ir a tal o cual lugar.
El covid, jamás imaginamos que iba a ser una palabra tan cotidiana para los seres humanos y hasta tan atemorizante para muchos.
El covid nos alejó de nuestros seres amados, de nuestras actividades, de nuestros proyectos, de nuestra libertad. Eso es lo que él se cree que hizo.
Pero en realidad para quienes tenemos a Dios en nuestro corazón, sabemos que nuestra vida depende de Él.
La clave está en no quitar nuestros ojos de Jesús, no poner nuestros ojos en la situación que nos rodea, porque nos vamos a desanimar.
Claro que debemos cuidarnos, debemos aislarnos, usar barbijo, respetar el distanciamiento social, entre otros, pero mentalmente, espiritualmente, no podemos permitirnos quedarnos presos en sus garras de destrucción.
Jesús es poderoso, Él venció en la cruz, Él tiene poder, debemos tomarnos más que nunca de su mano e invitarlo a que tome todo el control.
En lo personal tuve covid, sé lo que es, pero no me permití en mi mente anidar pensamientos de muerte, de desgracia, sino por el contrario una y otra vez me hablaba a mi misma, animándome a poner mis ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
En donde te encuentres, te animo y te aliento a poner tu mirada y tu fe en Dios, ese Dios experto en resolver nuestros imposbiles.
Creo que si todos nos volvemos a Dios y unidos clamamos por un milagro, clamamos para que este virus se vaya, seguramente Dios con apenas un soplido haría añicos este covid.
Señor Dios perdón por todo lo que te hemos ofendido, perdón por aquellas personas que no creen en Tí, perdón por quienes no te reconocen como el Señor, el Dios verdadero.
Te amamos y te necesitamos, amén.
Con cariño: Tere.
Bendiciones.
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