Hace unos años
atrás, en medio del dolor físico, de la angustia de mi alma y de mi cansancio
extremo; encontré en una revista la siguiente nota....."12 de mayo, día
Internacional del Síndrome de Fatiga Crónica".
Para ese entonces, ya me habían dado el diagnóstico de esta
horrible enfermedad y en ese artículo anunciaban una reunión en el Hospital
Ramos Mejía, a donde asistirían todas las personas que la estaban padeciendo. Desde ya, Jorge me llevó sin dudarlo.
"Encefalomielítis
Miálgica" o mal llamada, Síndrome de Fatiga Crónica, (SFC) es
un trastorno devastador y complejo. Las personas que lo padecen tienen un
cansancio abrumador y una gran cantidad de otros síntomas que no mejoran con el
descanso y que pueden empeorar con la actividad física o el esfuerzo mental
.Al síndrome
de fatiga crónica (SFC), la Organización Mundial de la Salud lo
considera como una enfermedad neurológica grave
y aparece en la lista americana de enfermedades infecciosas nuevas, recurrentes
y resistentes a los medicamentos.
Puede afectar de manera progresiva al sistema inmunitario, el neurológico,
el cardiovascular y el endocrino, y se
caracteriza por causar una fatiga severa, febrícula o fiebre, sueño no
reparador, intolerancia a la luz, al sonido y a los cambios de temperatura,
dolor muscular y en las articulaciones, sensibilidades químicas múltiples,
sensibilidad electromagnética y a otros factores ambientales, sensación de
estado gripal permanente, faringitis crónica, pérdida sustancial de
concentración y memoria, desorientación espacial, intolerancia al estrés
emocional y a la actividad física, entre otras manifestaciones.
La persona que sufre
del Síndrome de Fatiga Crónica, realmente se siente morir. Además es difícil
transmitirle a tus seres queridos lo que estás sintiendo y muchas veces quedás
como la exagerada, porque te duelen tantas cosas a la vez que hasta es poco
creíble. Es ahí cuando te aíslas más, porque sentís que nadie te entiende.
Si estás pasando un
momento difícil, no abandones la parte médica y en ese transitar confíá en Dios,
Él es especialista en resolver los imposibles de nuestras vidas.
No nos desanimemos porque Dios siempre está ahí, atento a nuestro clamor.
Salmos 34:15 Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones;
Hoy me encuentro
sana, para la gloria de Dios.
Jesús tocó mi vida
y me sanó, el Espíritu Santo cada día de ese duro proceso estuvo junto a mí
dándome aliento, fuerzas, poder para vencer y conquistar en Jesús mi milagro.
Oramos:
Señor en el nombre
de Jesús te pido que estés sanando cada vida, no importa el nombre de la
enfermedad o dolencia, porque para vos no hay imposibles, vos sos nuestro
sanador y en vos caminamos en fe.
Te amamos, amén.
Bendiciones.
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