El frío se hace sentir en esta bonita mañana, les quiero compartir que empecé a leer el libro de Josué en el Antiguo Testamento, de La Biblia, la Palabra de Dios.
Primeramente estuve meditando en los libros de Gálatas y Efesios, en el Nuevo Testamento y sinceramente la Palabra de Dios siempre es tan reconfortante para nuestra alma y espíritu, que mi humilde consejo es que no dejen de leerla y de empezar el día consagradas a Dios.
Cuando leí el texto de Josué 3:5, me recordé las veces que escucho a personas declarar y proclamar que Dios nos va a bendecir, pero nunca las escucho enseñar que hay que tener una vida rendida a Dios, en obediencia y santidad.
Parecería que solamente enseñan que hay que buscar a Dios por los panes y los peces, o sea, solamente por las bendiciones y no por lo que Él es.
!Por supuesto qué creo en qué Dios desea bendecirnos y espero cada día su bendición para mi vida, mi hogar y mis seres amados!
Pero como hija de Dios tengo una gran responsabilidad y es hacer su voluntad, es vivir en obediencia y santidad.
Vamos a leer juntas el siguiente texto:
Josué 3:5 Y Josué dijo al pueblo: Santificaos,
porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.
Bien amadas amigas, tenemos un texto que nos habla que Dios hará maravillas, nos lleva a no desanimarnos, a esperar cada día, su mano de poder obrando a nuestro favor. Sinceramente tantas veces proclamé y proclamo que mañana será un nuevo día, que sé que mañana vendrá la victoria, etc.
Pero muchas veces nos olvidamos que esas bendiciones son una consecuencia de santificarnos para Dios, de vivir en obediencia, conforme a su Palabra y a su bendita voluntad.
Últimamente en algunas iglesias se predica un evangelio light, en donde todo es poné tanto y Dios te va a multiplicar tanto; en donde ya no se predica sobre el pecado sino que Dios todo perdona porque Dios es amor.
!Claro qué Dios es amor, pero también es un Dios qué demanda obediencia y qué todo lo pesa y qué permanentemente está viendo nuestro corazón, nada le es oculto para Él!
Últimamente parecería que aquellos que nos guardamos para Dios y vivimos una vida en donde no apañamos el pecado de nadie, en donde cada día nos esforzamos en agradar a Dios, es como si iríamos en contra de la corriente.
Pero quiero en esta mañana levantar mi voz y decir que vale la pena vivir en santidad, que vale la pena vivir para agradar a Dios y hacer su voluntad.
No sé cual es la situación que están atravesando, tal vez están esperando una respuesta de parte de Dios y no llega; puede ser que todavía no sea el tiempo o tal vez haya que poner a cuentas las vidas con Dios.
Yo sé que Dios hará maravillas con su pueblo, con sus hijos, lo sé, porque tenemos un Padre celestial que ama y perdona; pero también sé que constantemente en su Palabra nos está llamando a consagrarnos y a dejar nuestra naturaleza humana atrás y darle lugar al Espíritu Santo para que nos llene de su presencia y nos guíe a hacer la voluntad del Padre. El Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles y Él nos da poder para vencer.
En este día, le ruego a Dios en el nombre de Jesús que la presencia del Espíritu Santo esté rompiendo todo yugo de nuestras vidas y de nuestro hogar.
Le ruego a Dios que este día sea el comienzo de un nuevo día, en el cual evaluemos nuestras vidas conforme a su Palabra divina y tomemos la decisión personal de santificarnos para Él y por Él.
En el nombre de Jesús. Amén.
Con cariño: Tere.
!Qué Dios te bendiga!
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