viernes, 15 de noviembre de 2013

SACATE ESE SOMBRERO DE LA CABEZA Y ASI PODRÉ VER TU ROSTRO


A veces nos ponemos sombreros emocionales y espirituales en donde preferimos estar escondidas en ellos para no dejar expuesto nuestro dolor, nuestro cansancio, etc.
Hay mujeres que por tener una autoestima tan baja, no se animan a mirar a los ojos, sino que prefieren esconderse debajo del ala de un sombrero en donde nadie puede mirarlas y en donde ellas mismas no pueden ver, ni se pueden mirar.

Hoy les traigo la mejor noticia, el lugar perfecto para  estar escondidas es debajo de la sombra del Omnipotente, porque allí estamos seguras, allí se derriban las fortalezas, allí nuestra mirada cambia y el sentido a vivir comienza a cobrar vida en nuestro interior.
 
Salmo 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
91:2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré
 
Y creo que tengo autoridad para hablar de este tema, porque yo fui una mujer que no me animaba a mirar a los ojos y decir no puedo, no quiero, no tengo ganas, no siento hacer esto, etc.
 
Hoy me quiero dirigir a aquellas mujeres que al igual que yo, son híper sensibles, híper activas, híper locas, ah... no, perdón, ja,ja, híper, híper emocionales y que cada día tenemos que lidiar con nuestras emociones y así ir a los piés de Jesús y pedirle su ayuda y su socorro.
 
He descubierto que el Espíritu Santo es mi mejor amigo para ayudarme a controlar mis emociones, y darme poder para discernir y vencer un montón de áreas que debido a diferentes situaciones aparecen en la vida y que no nos podemos permitir caer bajo sus influencias.

Me da tanta paz saber que Jesús pagó con su vida para que tengamos no solamente salvación y vida eterna, no solamente sanidad y liberación, sino que también nos abrió el camino al Padre para que así el Espíritu Santo con gemidos indecibles interceda a nuestro favor y nos lleve así a tomar nuestra victoria.
 
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 

 
Para reflexionar:
 
¿Qué clase de sombrero tenés puesto hoy o tal vez lo llevás  hace años?
¿De qué o de quién te estás escondiendo?
¿Estás dispuesta en este día a cambiar esos sombreros qué solamente te conducen al aislamiento y así esconderte debajo de la presencia de Dios?
 
Me parece que hoy  es un gran día para tomar la decisión personal de dar tu vida a Jesús y de renunciar en su nombre, a cada uno de esos sombreros emocionales, carnales, espirituales, que te ponés según la ocasión así lo requiere.
 
No te olvides, en nosotras no  podemos, pero en Cristo que nos fortalece....
¡SÍ SÉ PUEDE!!!
 
Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 
 
Con cariño: Tere.
 
¡Qué Dios te bendiga!
 
 
 


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