martes, 28 de enero de 2014

LAS DOS COSAS POR EL MISMO PRECIO.


Hola... ¿Cómo están? Estaba meditando en la Palabra de Dios, pensaba en Jesús que dio su vida por amor a nosotros para que tengamos salvación, vida eterna y sanidad.
Estaba justamente pensando en eso, en que nos es más fácil caminar en la salvación, podemos creer que Jesús murió por nuestros pecados y recibirlo así en nuestro corazón. Pero me puse a pensar como nos cuesta muchas veces entender que Él pagó el mismo precio en la cruz por nuestra salud.
 
Veamos lo que nos enseña la Biblia:
 

Isaías 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
53:4 Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
53:5 Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
 
 
Y le dije a Dios.

__ Señor, me doy cuenta que a lo largo de todos estos años de caminar junto a Tí, me siento tan segura de mi salvación, sé que si ahora mismo me llamás a tu presencia, apenas cierre mis ojos estaré contigo. Pero me doy cuenta amado Dios, que la sanidad te costó el mismo precio, sin embargo no camino con la misma seguridad de la salvación.
Señor Jesús pagaste un alto precio con tu vida y yo quiero hacer tu voluntad y recibir todo lo que tengas para mí y mi hogar.

En esta semana, les dejo este desafío, caminar en la cruz vacía de Jesús. Porque Él pagó un alto precio con su vida por nuestra vida.

Le decía ayer a mi esposo, que si alguien nos regalaría una mansión y solamente viviríamos en dos habitaciones y usaríamos un baño, sería necio de nuestra parte. Nos estaríamos perdiendo todo el regalo. Y entiendo que así es Dios, nos ofreció a Jesús y por medio de Él somos herederos y coherederos de la gracia divina.

A veces padecemos un adormecimiento espiritual que no nos deja despertar a la realidad de saber quienes somos en Cristo. Muchas veces las dificultades y los ataques de satanás quieren hacernos creer que nunca va a llegar la victoria para nuestra vida.

Pero cuando invertimos nuestro tiempo en leer la Biblia, en orar, en buscar la presencia del Espíritu Santo y dejar que obre en nuestro interior, allí las cosas cambian para nuestro bien.

¡Qué Dios hoy nos de sabiduría para llevar nuestra vida conforme a su bendita voluntad!!

En lo personal quiero tener un corazón alineado al de Jesús, quiero vivir cada día con el gozo de la salvación y quiero tomar las bendiciones que Jesús me da a través de su vida.

Como siempre digo, no busco a Dios por lo que me da, sino por lo que Él es.
Y quiero cada día aprender a deleitarme en su presencia, porque sé que allí no solo le estoy rindiendo mi vida, sino que Él,  al ponerlo yo  en primer lugar, concederá a su tiempo, las peticiones de mi corazón.


Con cariño: Tere.

¡Qué Dios te bendiga!








 
 





 


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