A la tarde tomé mi libro, mis apuntes y me fui caminando despacio a un parque pequeño que hay a unas cuantas cuadras de mi casa.
Jorge había quedado haciendo unas actividades y quedamos en un rato encontrarnos allí, para aprovechar juntos esa hermosa tarde de sol.
Y allí sentada, debajo de un frondoso árbol, sentí la necesidad de orar por cada mujer que me escribe, que está pasando por alguna situación difícil y que tienen el corazón triste.
Cerré mis ojos, me permití escuchar el canto de los pájaros, dejé que el sol acariciara mi rostro y pensando en cada mujer que me escribe, estas letras derramé con mi corazón, pensando en vos, querida amiga, en donde te encuentres, atesoralas en tu corazón.
Cierro mis ojos y la brisa acaricia mi rostro.
El canto de los pájaros adornan mi existir.
El perfume de las flores, me envuelven en este día.
Y la copa de los árboles aplauden para Tí.
De repente la risa de los niños se me acercan.
Y mariposas me salen al paso a mí.
Las palomas a mi lado me acompañan.
Y el sol hace nido con sus rayos frente a mí.
Y si triste estaba en este día.
Como soplo divino me perfumaste a mí.
Y transformaste mi tristeza en gozo.
Y me saliste al encuentro, para amarme... a mí.
(Tere)
San Mateo 28:9 he aquí, Jesús les salió al encuentro,
diciendo: ¡Salve!
Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.
Siempre Dios nos sale al encuentro, para amarnos, para consolarnos, para darnos ánimo, para sanarnos, salvarnos y fortalecernos.Solamente Él puede transformar nuestra tristeza en gozo, Él puede perfumar nuestra vida con su fragancia divina y sacarnos de cualquier adversidad para llevarnos por medio de Cristo Jesús a tomar nuestra victoria.
En este día, te invito a que cierres tus ojos, para que te permitas escuchar el canto de los pájaros, para que te permitas ser amada por Dios, para que le entregues uno a uno tus problemas y dejes que Él sane tu dulce corazón.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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