miércoles, 19 de marzo de 2014

¿QUÉ SIENTE EL CORAZÓN DE UNA MUJER ENFERMA?

Hola... Dios te bendiga.
La verdad que tengo a varias amigas que están pasando situaciones difíciles con su salud, también me escriben muchas mujeres que están padeciendo alguna enfermedad.
El que Dios me haya sanado del Síndrome de Fatiga Crónica, es un testimonio alentador para muchas personas.
Estoy muy agradecida con Dios por lo que hizo y hace en mí. Sólo Él se lleva el mérito de mi sanidad. Te amo Jesús!


Cuando veo o sé de una persona que está padeciendo una enfermedad, o una dolencia,  todo mi ser se estremece, porque sé lo que se siente cuando estás enferma y mucho peor cuando te ves morir.
La enfermedad te roba las fuerzas, muchas veces te paraliza, te oprime, te angustia, etc.

La vida de los demás sigue, es lógico, no puede parar el mundo porque nosotras estamos enfermas, pero también todo nuestro entorno debe ser modificado y adaptado a la situación que nos toca vivir y eso nos hace sentir muchas veces culpables, haciendo que nuestro dolor sea aún mayor.
Es entonces que como mujeres, se produce en nuestro interior una revolución interna. Estar enfermas, tal vez con un diagnóstico muy desalentador, ser muchas veces madres, entonces sufrís porque  no te podés ocupar de tus hijos. Ser esposas y pensar que por ahí algo se quiebre en esa relación, porque vos te sentís menos como mujer, ya que hay áreas que no podés enfrentar y entre ellas lo sexual. Es ahí donde tu cabeza vuela a mil, comenzás  a ver tu físico deteriorado, tu autoestima cada vez está peor y tus temores se agigantan.
Muchos dirán.... ¡Pero Tere cómo podés hablar así cómo cristiana!
¿Parece qué exagero verdad, parezco poco espiritual no es cierto, hasta parece pura fantasía, no es así? Pero es la realidad.
He hablado a lo largo de todos estos años con mujeres que están padeciendo alguna enfermedad y lo primero que temen es a dejar a sus seres queridos.
Y además ya no te sentís una mujer que tiene fuerzas ni ganas de atraerle a tu esposo, no porque no lo ames, sino porque toda la situación, los dolores, la medicación, etc. etc. y millones de etc. que vive una mujer enferma, hacen que te sientas así.

Me gusta hablar de estos temas, porque me encuentro con tanta gente religiosa, que te ponen tantas cargas pesadas que ni ellos mismos pueden llevar.
Somos un ser tripartito, cuerpo, alma y espíritu. No puedo ignorar que me van a pasar cosas, claro que las debo entregar en las manos de Dios y en el nombre de Jesús ser libre; pero en ese proceso no puedo reprimirme ni dejar que me repriman, por el contrario, debo aprender a escuchar con el corazón y consultarle a Dios para que me muestre de qué manera puedo ayudar a esa mujer.
La persona que está enferma necesita hablar, necesita confiarle a otra persona, que tiene miedo, que se siente morir, que le duele todo, el hablar nos libera, el contarle a otro nos trae alivio interior; el tema está en la persona que le estamos compartiendo nuestro dolor.
Quiera Dios que seamos mujeres que oyen sin juzgar, que se ponen en el lugar del que sufre, que se comprometen en orar, que no andan divulgando lo que le contaron y confiaron.
El espíritu de religión te ata, te pone en cárceles espirituales que te llevan a vivir bajo un manto de oscuridad, de frustración, porque te condenan pero nadie te muestra el camino ni la salida.
Pero sin embargo cuando una persona tiene una relación íntima con Dios, es imposible que no te transformes en compasivo ante la necesidad, como era, es y será mi amado Jesús.

Cuando estuve tan enferma, me tomé tan fuerte de Dios, sabía que en los brazos de Jesús estaba segura y fue entonces cuando mi relación con el Espíritu Santo se hizo tan íntima, porque Él me ayudó, me dio poder para vencer, para levantarme en fe, me traía a la memoria cada texto bíblico que había leído y hacía que cobrara vida en mí.

Tenía y tengo tanta libertad en su presencia, porque es mi amigo, me conoce, jamás me enojaría con Él por las cosas que me sucedieron o me suceden, en Dios me puedo esconder cada vez que me siento mal o me equivoco en algo, porque a su lado me siento segura, porque Él me corrige con amor, me enseña, me levanta, me restaura y me ama con amor eterno.

No sé cual es la situación que te toca vivir y como siempre digo, no abandones la parte médica, pero por sobre todas las cosas, no pierdas la fe y si la perdiste pedícela a Dios, porque Él te la va a dar abundantemente.


Te tengo una gran noticia....Jesús en este día, desea, quiere y anhela darte vida, llevarte a vivir en Él una vida abundante y superior, porque dio su vida por tu salvación y por tu sanidad también. No te desanimes, Jesús siempre llega a tiempo.

Dejáme guiarte en esta sencilla oración.

Padre Dios en el nombre de Jesús te pido perdón por todos mis pecados, te recibo Jesucristo como mi Salvador personal y el Señor de mi vida.

Quiero y necesito sentir la presencia del Espíritu Santo obrando en mi interior, necesito que me ayudes a salir de esta situación.


Amado Dios, te entrego esta enfermedad en tus manos en el nombre de Jesús, te pido que sanes mi físico, mi mente, mis emociones, mi espíritu, que toda mi alma sea restaurada en tu presencia.
Quiero conocerte como mi íntimo amigo, deseo caminar de tu mano, que me levantes y me saques de todo este sufrimiento.
¿A quién iré Señor sino a Tí? Por favor te necesito, renuncio a toda falta de fe, a todo temor, a toda autocompasión, a toda enfermedad, a toda falta de perdón, a todo desánimo, a todo temor a la muerte  y a todo lo que viene a quitarme la paz, lo renuncio ahora en el nombre de Jesús. Amén.



Salmo 103:3  Él es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
103:4 El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;


San Mateo 14:14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud,
y tuvo compasión de ellos,
y sanó a los que de ellos estaban enfermos. 
 

San Lucas 1:37 porque nada hay imposible para Dios.

 
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!


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