Señor... espera, aguarda un momento que te quiero hablar.
Necesito entregarte mis cargas y que me des de tu paz.
Necesito recibir de Tí y de tu bondad.
Señor... espera, que aún no he terminado de abrir mi corazón.
Tengo herida el alma y abatido mi ser.
Tengo angustia extrema y mucha sed.
Señor... espera, que aún los lirios han de florecer.
Aún los pájaros volverán a cantar.
Y las rosas su perfume destilarán.
Señor... espera, que mi alma clama por Tí.
Mi corazón necesita de tu sanidad.
Y mi espíritu clama, por beber de Tí.
Señor... espera, porque hoy quiero volver a empezar.
Derramarte el alma y en Tí confiar.
Esperar que derrames de tu sanidad.
Señor... espera, hoy mi rostro vuelvo a Tí.
Y te pido perdón por alejarme de tu amor.
Y espero en tus manos que me des tu perdón.
Estas palabras me animé a tomarlas de muchas personas que me escriben y que se han alejado de Dios, teniendo la necesidad imperiosa de volver y no saben cómo hacer.
Me atreví a escribir tomando las letras tal vez de tu corazón, dejando así que la presencia de Dios sane tu interior y puedas en este día decirle... Señor... espera, hoy como el hijo pródigo vuelvo a Tí. (San Lucas 15:11-32)
No dejes pasar este último martes del año 2014 sin reconciliarte con Dios.
Salmo 42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por Ti, oh Dios, el alma mía.
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2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
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Salmo 50:15 E invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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