Hola... ¡Qué Dios te bendiga!
¡Quién diría qué ya llegamos a esta altura del año, no puedo creer que ya casi se termina!
Esta mañana, bien temprano me desperté de repente, y sin pensarlo me puse de pie, ya que sentí que Dios me llamaba a orar y pasar tiempo con Él.
Levanté mi persiana, vi que el día estaba tan hermoso, el cielo celeste y el sol ya se asomaba con gran esplendor. Me cambié, hice la cama, tomé mi Biblia, mi libro y me arrodillé en silencio, buscando la presencia del Espíritu Santo en mi vida.
Quienes me conocen saben que soy de hablar y que hacer silencio me cuesta, ja,ja, pero Dios me llevaba a estar allí en mi habitación, de rodillas, con mis ojos cerrados, con mi espíritu expectante de lo que Él tenía para mí.
Fue un momento hermoso, estaba callada, disfrutando estar a solas con el amor de mi vida, con mi amado Jesús. En un momento es como si su mano se posara en mi cabeza y la acariciara, en mi boca sentía un gusto dulce, como a miel, mi mente estaba descansada, mi físico rendido ante su majestad.
Y fue cuando en un susurro en mi corazón, sentí que me decía estas palabras...
__ Tere, decile a mis hijas que las amo. Deciles que callo de amor por ellas. Deciles que se dejen amar por Mí.
Mi corazón fue conmovido después de estas palabras, sentí una paz tan inmensa en mi corazón. No podía moverme, no quería perder ese momento tan íntimo.
También es muy probable que ya no pasás tiempo a solas en la presencia de Dios.
Pero hoy quiero decirte que Dios calla de amor por vos, que te ama profundamente y que está esperando que te rindas ante su presencia.
Hoy Dios te está diciendo...
___ Mi amada hija, dejate amar por Mí.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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