Hola, bendiciones.
El tema que hoy quiero compartir es el siguiente:
Muchas veces me encuentro con hermanos/as en Cristo, nos ponemos a conversar y veo como de repente su vocabulario está lleno de malas palabras.
Y muchas veces me pasó que me dijeran:
__Perdón, cierto que a vos no te gustan las malas palabras.
Yo les digo...
__No es que a mí solamente no me gustan las malas palabras y el mal vocabulario, sino que vos aceptaste a Cristo, tenés al Espíritu Santo morando en tu vida, tenés la misma Biblia que yo la cual te enseña que eso no agrada a Dios. No tenés que hacerlo por mí, tenés que hacerlo por Jesús, vivir en santidad en todas las áreas de tu vida. Porque la Palabra de Dios no es solo para leerla, sino además para ponerla por obra.
En este día quiero que compartir algunos textos bíblicos que nos enseñan como debemos conducirnos con nuestra manera de hablar.
Salmo 19:14 Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
San Mateo 12:34 Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
San Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Efesios 4:29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Colosenses 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas:
ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
Santiago 3:10 De una misma boca proceden bendición y maldición.
Hermanos míos, esto no debe ser así.
¿Tenés problemas con tu vocabulario, con tu mala manera de hablar?
Dejáme que te guíe en oración, para que puedas ser libre en el poderoso nombre de Jesús.
Querido Dios, vengo ante Tí en este día, para pedirte perdón por todos mis pecados, me arrepiento ahora de cada uno de ellos, en el nombre de Jesús.
Amado Padre, reconozco que tengo mala manera de hablar, que digo malas palabras, que insulto, que mi vocabulario nada tiene que ver con tus mandamientos.
Padre celestial, en este día, renuncio en el nombre de Jesús, a toda mala palabra que sale de mi boca y de mi corazón. Renuncio a todo mal vocabulario, a todo dicho deshonesto, a toda palabra de maldición que sale de mí, renuncio a todo patrón familiar de hablar mal, renuncio a todo vocabulario obsceno, a toda palabra llena de ira, de enojo, de crítica, de chisme, de insultos, no lo quiero para mi vida.
Te entrego mi mente y mi corazón, te ruego que tu Espíritu Santo me esté llenando ahora de su presencia.
Deseo y anhelo ser de buen testimonio y en especial deseo agradarte.
Te entrego mi vida en tus manos, tomo la decisión personal de cambiar mi vocabulario, que de mi boca salgan dichos agradables a Tí.
Señor que de mi boca salgan palabras de bendición y adoración, en el nombre de Jesús, amén.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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