viernes, 23 de enero de 2015

"SABIA SIEMPRE... NECIA JAMÁS"...Mmmm ¿Será tan así?


Hola mis amigas... Hoy voy a dirigirme en especial a nosotras, las mujeres, a nuestro maravilloso y hasta agotador, ja,ja, mundo femenino.
Si tomamos para hoy Proverbios 14:1 puedo contarles que a lo largo de mi vida, he sido mujer sabia en muchas ocasiones y eso fue y es gracias a Dios.
Pero también he sido necia, muy necia, en otras muchas ocasiones y eso fue gracias a que le di más importancia a mis emociones y a mi carne que a lo que Dios ponía en mi corazón.
Más la necia con sus manos la derriba... Me está diciendo que con mi conducta puedo derribar, mi hogar, puedo lastimar una relación personal, puedo desesperarme ante un problema y recurrir a quien no tengo que ir, en vez de encerrarme a orar y esperar la guía de Dios.
Los celos, la falta de perdón, el ser exigentes con los demás, el mal humor, las peleas, el temor, etc. nos encarcelan espiritualmente y emocionalmente, sacándonos de la visión que tenemos en Cristo Jesús de depender de Él y de la sabiduría de Dios, buscando la guía y la presencia del Espíritu Santo.

La Biblia es un espejo que me refleja como está mi alma, en qué condiciones estoy llevando adelante mi vida y si no la leo y medito en ella... ¿Cómo voy a saber lo qué Dios quiere y tiene para mi vida?

Hoy me dirijo a las jovencitas, a las más adultas y a todas las mujeres que en lo profundo de su corazón saben que ante determinada situación están obrando neciamente.

Para poder hablarles así, es porque primero estuve en ese lugar de necia, y trabajo cada día con el Espíritu Santo para no volver a caer en esos errores, los cuales arruinan mi vida, mi relación con Dios y con los demás.

En este día, les animo a que tomen para sí este versículo...

Hebreos 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, ...

Muy bien chicas, ya tienen puestos los ojos en Jesús, ok, ahora vamos a orar juntas.

Amado Dios venimos ante Tí tus hijas, unidas por medio de tu Santo Espíritu, a pedirte en el nombre de Jesús que perdones nuestros pecados.
Señor poderoso, en este día nos consagramos a Tí, queremos y necesitamos ser mujeres sabias y no necias.
Renunciamos en el nombre de Jesús a toda necedad, a todo lo que nos aleja de Ti, a todo lo que nos lleva a vivir cautivas, renunciamos a toda falta de perdón, a toda ira, a toda culpa, a todo nerviosismo, a toda inseguridad, a todo celos, a toda envidia, a todo enojo, a la autosuficiencia, a la crítica, a la exigencia y autoexigencia, a todo pensamiento de muerte, de venganza y a todo lo que traemos de nuestros antepasados y se quiere levantar en nuestra vida y nuestra descendencia.
Y ahora amado Padre celestial, levantamos nuestras manos al cielo, y declaramos que en Cristo somos mujeres sabias, mujeres llenas de tu Espíritu Santo, mujeres en santidad, que nos vas a bendecir y a usar conforme a tu santa voluntad.
Henos aquí amado Dios, he aquí a tus hijas, bendícenos y bendice a nuestra familia, en el nombre de Jesús, amén.

Con cariño: Tere.

¡Qué Dios te bendiga!

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