martes, 12 de octubre de 2010

¡SOCORRO!!! UNA BOLSA ME ENSUCIÓ.


Año 1986 o que es lo mismo, la prehistoria.
Mes: enero. Hora: 7:40. Lugar: parada del colectivo 161.
Sitio geográfico: calle Laprida y Panamericana., de la localidad de Villa Martelli.
Personajes: yo ( la víctima), una bolsa gigante de naylon, (las que cubren las heladeras, imaginate el tamaño) un charco de agua y las personas que seguían detrás mío en la parada del colectivo. ( yo era la primera de una larga, larga fila).
Destino: mi lugar de trabajo.

Ahí estaba yo, con mis pequeños ojos delineados con lápiz color azul y rimel azul en las pestañas, (que ni podías pestañear de la cantidad que se usaban) en mis orejas, lucía unos aros de plástico de color fucsia, (re-fashion) camisita blanca calada en el escote, pantalón rosa claro, cinturón, zapatos y cartera blancos (todo al tono), saco rosa en la mano. Estaba vestida perfecta para lo que me iba a suceder.
Como de costumbre el colectivo nunca llegaba y fue ahí, donde la ví por primera vez, en la vereda de enfrente.
Era ella, mi gran enemiga, que venía derecho a mí, dispuesta a atacarme.
Pero antes se aseguró de hacer bien su trabajo, comenzó a rodar y a pasarse por todo un charco de agua lleno de barro que había en la calle.
Y yo cuan niña de dieciocho años, que vivía todo el día en las nubes, quien sabe pensando en qué, ni reaccionaba, ni me corría, ni nada!!
De repente se levantó un viento fuerte y esta bolsa comenzó a rodar hacia donde yo estaba. Fue ahí cuando me paralicé y en vez de correrme me quedé inmóvil hasta el momento justo en que se pegó a mi blusa y a mi pantaloncito rosa.
¡Oh no!... ¿Cómo pudo pasarme esto, por qué no me corrí a tiempo?
Fue algo espantoso para mí y gracioso para todos los que estaban en la fila esperando el colectivo.

Ya pasaron muchos años y nunca me olvidé de ese momento, el cual forma parte entre otras tantas anécdotas graciosas, que acumulo.
Te voy a compartir la enseñanza que rescaté de este desastroso incidente.

Queridas amigas:Cuantas veces estamos en la vida paradas, tranquilas, limpitas, etc, sintiéndonos inmune a todo, seguras de nosotras mismas. Creyendo que nada ni nadie puede interponerse en nuestras vidas.
Hasta que apareció esa bolsa embarrada, llamémosla mentira, pelea, queja, perfeccionismo, celos, autocompasión, engaño, enfermedades, amargura, crítica y todo lo que se te ocurra.
Y vos las veías venir pero en vez de hacerte a un lado, pisaste el palito y caíste otra vez.
El tema es que no usamos nuestro dominio propio para decir: basta, entonces seguimos ahí, paradas, inmóvil hasta que tu vida es manchada.

Yo salí tan limpia de casa y volví tan sucia , amargada y avergonzada.
¡Hasta cuándo vamos a dejar que el viento arrastre basura y la aloje en nuestro interior! (en nuestro corazón)
Sólo Jesús puede limpiarnos, Él es nuestro quita manchas.
Me gustaría que hoy identifiques tu bolsa manchada de quien sabe cuantas cosas y que tomes la decisión de no dejar que se te peguen más.

** No dejes para mañana, lo que podés hacer hoy**

Y nunca te olvides que "Jesús" está con vos.
(De mi libro: "Ahora sé quien soy // aún no editado)

!Qué Dios te bendiga!

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