Estaba leyendo el Salmo 56 y te voy a pedir que leas junto a mí, el siguiente texto bíblico:
Salmo 56:9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí.
Seguramente vos también pasaste o tal vez estás pasando situaciones difíciles en donde se levanta a tu alrededor enemigos que vienen a atentar con tu vida, con al paz de tu hogar, etc.
A mí me pasó y no hace tantos años atrás. De repente personas que jamás te imaginabas difaman tu vida, tu matrimonio, etc. Tu ser que creías tener tus emociones controladas, comienza a querer defenderse, lo cual si lo hacés sin la guía de Dios, vas a hacer lío, y mucho lío.
Pero llegó un día, cuando el Espíritu Santo me dio este pasaje:
Salmo 46:10 Estad quietos, y conoced que Yo soy Dios; Y el Espíritu Santo habló a mi corazón: __Tere, estate quieta en mi presencia, no es contra carne y sangre, sino con mi espíritu. Yo defiendo tu causa. |
No pienses que fue inmediato ver la respuesta de Dios, me llevó unos años pasar por esa situación. Pero te aseguro que conocí a Dios de otra manera. Él se reveló a mi como mi protector en el medio de la angustia y de la injusticia que vivía. Jesús fue mi abogado, mi fiel amigo que me tomaba de la mano cada noche que derramaba intenso llanto en mi cuarto. El Espíritu Santo me llevó a trabajar con mis emociones, a menguar yo para que crezca Él en mí. Me abrió los ojos espirituales en muchas áreas, etc. Y hoy al meditar en el Salmo 56, exclamé de lo profundo de mi ser: __Es verdad Señor, yo te clamé desde lo profundo de mi ser y vos me demostraste que estás por mí. ¡A Dios sea la gloria!! No busquemos hacer justicia por manos propias, no clamemos a Dios para que nos obre venganza a nuestro favor y destruya a nuestros enemigos. La Palabra de Dios nos enseña que debemos orar por ellos. Vayamos a la intimidad de nuestra habitación y cerrada la puerta derramemos el alma a nuestro Jesús, sabiendo que Él obrará a nuestro favor. Todo lo que pasamos en la vida, si lo ponemos en las manos de Dios va a ser para un crecimiento, para aprender, para poder ayudar a otros y para poder decir al finalizar nuestra carrera: __Gracias Señor porque he visto una vez más, que estás por mí y mi familia. Con cariño: Tere. ¡Qué Dios te bendiga! |
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