Miraba hacia el horizonte esperando su venida y allí pudo ver que una luz resplandeciente hacia ella se dirigía.
Estaba nerviosa, se sentía inquieta, apasionada y a la vez asustada. Pero estaba tan segura de su relación con Él; que cuando le vio tan cerca supo que la venía a buscar para llevársela al altar.
Cuando el novio la miró, vio sus vestidos blancos; y se dio cuenta que ella, para Él se había guardado.
No manchó sus vestiduras, ella se consagró para su amado... Y Él estaba regresando con su corana entre sus manos.
Apocalipsis 3:5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Efesios 5:27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Para reflexionar:
¿Cómo está tu vida hoy?
¿Qué pasó con tu fe?
¿Cómo está tu vestido blanco, tal vez lo has manchado?
Nunca nos olvidemos que somos llamados a vivir conforme a la voluntad de Dios, en santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
No seamos presa fácil de las tentaciones, de los pecados, no nos permitamos distraernos. Vale la pena vivir en santidad, vale la pena guardarse para Dios.
Si sentís que manchaste tus vestiduras blancas, y no sabés cómo acercarte otra vez a Dios, te invito a hacer esta oración:
Dios vengo ante tu presencia en este día para pedirte perdón en el nombre de Jesús por todos mis pecados, por alejarme de Tí, por hacer mi voluntad y no la tuya.
Siento que mi corazón está manchado por una vida de pecado y no sé cómo hacer para volver a tu camino. Por eso hoy te pido ayuda, pido que la presencia del Espíritu Santo venga sobre mi vida y me unga para poder vencer en Cristo Jesús.
Hoy tomo la decisión personal de renunciar en el nombre de Jesús a todo pecado sexual, a toda mentira, a todo engaño, a toda incredulidad, a todo lo que me aleja de Tí, no quiero ser una persona tibia, sino que quiero vivir apasionado/a por tu presencia.
En el poderosos y bendito nombre de Jesús, amén.
Con cariño: Tere.
¡Qué Dios te bendiga!
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