Por muchos años en mi vida, no fui una mujer sabia, no fui una mujer a la que le habían explicado que podía controlar sus emociones, que podía romper con ciertos patrones familiares que me ataban y me llevaban a actuar de una manera que dañaba muchas veces a los que más amaba.
Los nervios, las explosiones emocionales, las enfermedades recurrentes, las tristezas, la culpa y muchas cosas más, hicieron en mí que desarrollara una personalidad temerosa, muchas veces malhumorada, otras tantas angustiada, etc.
Cuando puede experimentar que el Espíritu Santo estaba a mi lado para ayudarme y darme el poder para vencer, para sacar de mi vida en el nombre de Jesús todas esas ataduras, fue cuando comencé a transitar mi camino a la victoria en un montón de áreas de mi vida.
Por supuesto que sigo en plan de cambio, porque a medida que pasan los años, los nuevos desafíos hacen que tengamos que tomar decisiones que tal vez nunca imaginamos y eso pone en tela de juicio nuestra manera de ser, nuestra reacción, nuestro caminar con Dios.
Proverbios 14:1 La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye.
Recuerdo como si fuera hoy mismo, el día que leí este pasaje de Proverbios 14, fue cuando verdaderamente entendí que con mi manera de ser, con mis enojos, mis miedos, mis inseguridades, etc. me había convertido en alguien que con mi conducta estaba derribando mi hogar.
Me atreví a ser yo, porque era muy fácil que me pudieran manipular, me atreví a comenzar a romper en el nombre de Jesús con tantos patrones familiares y con ese matriarcado que llega y te ahoga y te domina.
Comencé a formar con el Espíritu Santo un equipo inseparable, los dos juntos, día a día, unidos en que yo sea libre. Por mi parte anotaba todo en un cuaderno, todo aquello que me dominaba y me robaba la paz y por su parte el Espíritu Santo me daba discernimiento y sacaba a luz aún lo oculto que había en mi corazón para que así pudiera ser libre.
Estoy tan agradecida con Dios, me siento honrada de que Jesús se haya fijado en mí y en especial que me de la oportunidad de volver a comenzar.
Con la ayuda del Espíritu Santo fui descubriendo mi identidad de hija de Dios,fui tomando sus promesas y creyendo en su Palabra.
Oro por tu vida, para que vos también puedas ser libre en el nombre de Jesús y para que puedas experimentar esa vida abundante que solamente Jesús te puede dar.
¡Bendiciones!